Familia

La educación de los hijos en la familia

Todos esperan en la vida que los hijos sean personas maravillosas, que sean casi que perfectos,  tengan el mejor futuro y en fin toda una serie de cosas que se anhelan y desean aun cuando no se haya hecho lo mejor por ellos.

¿Cómo saber que es lo mejor para ellos? ¿Cómo educarlos de la mejor forma posible? ¿Cómo amarlos y que ellos sean recíprocos y a su vez amen? Estas e infinidad de preguntas deberían hacérselas los padres cuando están criando a sus hijos.




Pero  estas preguntas la mayoría de las veces se las hacen después que han crecido  los hijos y ven que los resultados que se obtienen no son los mejores o no son aquellos que se pensaban o esperaban obtener.

Nadie está mejor o peor preparado para ser padre, pero si se puede aprender no solo sobre la marcha, sino antes y aun después,  para ayudar a corregir las cosas que no están bien en los hijos y que en parte es culpa de la crianza dada.

Generalmente no sabemos valorar a las personas y casi todo el mundo se guía por lo que ven los ojos y lo que ven los ojos de las personas la mayoría de las veces son las cosas materiales. 

Cuando hay una prosperidad económica y los niños o jóvenes estudian en colegios privados, tienen comodidades relativas como ropa de moda, alimentos y demás, se cree que  todo está bien y a pesar de las carencias emocionales, el maltrato y muchas cosas que suceden en el interior del hogar deben ser personas felices.

Si nos remontamos a unas cuantas décadas, la educación se enfocaba mayormente en los valores y cualidades de las personas. En las lecturas de los textos escolares siempre había historias sobre hechos que daban una moraleja o enseñanza sobre las bendiciones de actuar con honestidad, ayudar y muchas cosas parecidas.

En estos últimos tiempos las enseñanzas se enfocan en otra dirección, como la tecnología, fiestas y miles de cosas más que abarcan la vida moderna, olvidándose muchas veces de edificar por medio de la lectura a los niños y jóvenes.

Estas carencias que se dan en tantas áreas de la vida, deben ser suplidas por los padres.

Pero muchas veces los padres se olvidan que un día fueron niños y que tuvieron las mismas o mayores necesidades que sus hijos y lo que hacen es usarlos para descargar sus frustraciones o tratarlos de forma que ellos sepan que el que manda,  el que tiene derechos, el que sabe que es lo que se debe hacer; es el padre y  nada de lo que ellos sientan o piensen vale la pena detenerse a escucharlos o ceder a sus demandas.

Los niños de hoy serán los adultos del mañana y los padres de hoy serán los ancianos del mañana. ¿Qué están haciendo estos padres de hoy por los adultos del mañana? ¿Qué esperan los padres de hoy recibir de sus hijos adultos en el mañana?

Si se espera recibir cosas buenas, se debe enseñar cosas buenas.

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