Donde están reunidos dos o tres en mí nombre…


Mateo 18:19 Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.

18:20 Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.

Cuando hablamos de educación bíblica o cristiana, también podemos usar la palabra educación religiosa sin ofender a nadie;  generalmente las personas que se involucran demasiado en lo secular, el tiempo no lo distribuyen para aprender respecto a estos temas que son de suma importancia a la hora de tomar decisiones sabias y vivir una vida llena de gozo y libertad espiritual.


Muchas veces es difícil enseñar a ciertas personas que por diferentes causas están en los lugares altos de las iglesias. Derribamos lugares altos en los hogares, en las ciudades y sin darnos cuenta permitimos que se formen en las congregaciones, especialmente por medio de los espíritus de Jezabel que predomina en las mujeres.

“Un día una hermana en Cristo llego a mi casa y me preguntaba porque su situación con los años había empeorado espiritualmente, en vez de avanzar y ser de bendición. La mire y le dije: "Hermana donde hay dos o tres en el nombre del Señor ahí está el”.

Sé que me entendió porque la palabra es clara y si nos reunimos es para orar, interceder y alcanzar bendiciones. Cuando llegamos a la iglesia mecánicamente, sin necesidades momentáneas, es cuando debemos aprovechar el tiempo con nuestras familias, ver qué sucede en el interior de ellas y descansar de las obligaciones eclesiales para poder ordenar nuestra casa y que Dios pueda obrar en ellos.

Para que las bendiciones que Dios va a derramar recaigan sobre ellos y nosotros, para enseñar a los menores y aprendamos de nuestros propios patriarcas, También para dedicar tiempo de calidad y amor a ellas. El tiempo alcanza para todo cuando sabemos distribuirlo con responsabilidad. Hacer lo uno sin dejar de hacer lo otro.

Los amigos, los paseos, las reuniones y todas esas socializaciones son buenos porque relajan, edifican, se comparte. Pero aquellos verdaderos hermanos en Cristo que Dios nos dio y que nosotros sembramos en ellos y principalmente ellos siembran en nosotros no de manera económica, sino en apoyo, en oraciones, en dedicarnos un tiempo y hacer la obra en nuestra compañía, aunque nos alejemos, esta ese lazo profundo de amor que nos une y cuando llega la necesidad contamos con ellos para seguir la lucha y orar los unos por los otros como nos manda el señor.

Eclesiastés 9:10 Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría. 

Creerle a Dios no es fácil, pero cuando le creemos llega la ¡Bendición!

¿Cual es la bendición que tu quieres? ¿Que esperas de tus oraciones? ¿Porque crees que mereces lo que pides?

Dios te bendiga

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