El mar Rojo

El mar Rojo y como atravesarlo

Éxodo 15 Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen.
16 Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco.
El día que los israelitas atravesaron el más rojo fue un día de fe y alegría para ellos y de destrucción y muerte para el pueblo egipcio.

Todo este relato bíblico tiene una simbología (sinónimo de alegoría, ejemplo, modelo o como finalmente lo llamaría un exegeta o comentarista bíblico tipo de nuestra liberación) especial para las personas espirituales. 

Hay que tener en cuenta que Egipto tipifica al mundo y los faraones a Satanás. Esto quiere decir que una y otra vez es derrotado, pero es persistente y que aquellas almas o personas que le pertenecen no las deja ir muy fácilmente. Pero el poder de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo es mayor.

Entonces el cruce por el mar rojo fue el comienzo de un largo camino para los israelitas, pero marco ese comienzo. Por fe Moisés levanto la vara y Dios realizo el milagro para que el pueblo de Israel pasara en seco y quedara libre de los egipcios para siempre. Esto quiere decir que Egipto no existe para el cristiano que camina en fe, con la mirada puesta en Jesús autor y consumador de la fe.

Muchas veces se atraviesa el mar Rojo porque la persona que nos acompaña nos arrastra con ella, pero espiritualmente estamos en Egipto. Así todo el pueblo atravesó el mar rojo porque vieron la separación de las aguas, ya el milagro estaba hecho para que ellos atravesaran.

Pero cuando como Moisés le creemos a Dios y levantamos la vara para que el milagro se de por el poder del Espirito Santo de Dios, obtenemos la victoria. Por esta razón cuando se atraviesa en fe el mar Rojo, es muy difícil retroceder, volver al pecado, al fango del que Dios nos saco un día. Ningún cristiano nacido de nuevo llega santo, limpio a los pies del Señor, porque cuando buscamos el ultimo recurso que es entregarnos a Dios es porque necesitamos liberación, sanidad, bendición,  para nacer de nuevo y decir soy cristiano evangélico debemos ser humildes y reconocer nuestra primera condición, nuestra necesidad de Dios. 

Por esta razón debemos dejar el orgullo de lado y reconocer que Dios hizo maravillas en nuestras vidas. Aunque socialmente se este en orden, el corazón y la vida de las personas necesita orden, limpieza y bendición. Testificar no es contar nuestra vida privada a todo el mundo o los secretos familiares a menos que dirigidos por el Espíritu Santo se de el testimonio para edificar, bendecir y ayudar a nuestros hermanos en dificultades.

"En una ocasión en la congregación, específicamente en un ayuno me quejaba y le decía a unas hermanas las dificultades por las que pasábamos mi esposo y yo, les decía: "Hay si yo no le pido nada malo al Señor, lo único que le estoy pidiendo es un empleo, currar o trabajo, comos se quiera decir encontrar trabajo. Una hermana me mando a trabajar a mi, pero otra hermana que entendía por lo que  pasaba me dijo: Hermana dele la Gloria a Dios que no le faltan muchas cosas, tiene un techo, comida, estudio para sus hijos a pesar de la falta de trabajo, pero mi esposo recibe una gran pensión y lo que me da es..., vive lleno de dudas y perdimos nuestra casa, ahora pagamos arriendo. Me sentí mal por ser tan inconforme y no esperar con paciencia la bendición de Dios, porque muchas veces teniendo abundancia vivimos en escasez y teniendo escasez la provisión de Dios es más abundante de lo que esperamos".

De Jesucristo dice en Isaías 53  Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Cuando estuvo en la tierra fue tratado de lo peor, golpeado, ultrajado, calumniado, nadie le creyó, padeció azotes y muerte de cruz, cuando hablan mal de nosotros, cuando nos critican, cuando  inclusive hasta nos calumnian, nos quejamos y no lo soportamos. Jesús padeció todo eso y mucho más, porque no dejarle a Dios nuestros quebrantos, nuestro dolor, confíar en que el va a sacar a la luz todas esa mentiras, esas cosas malas que se presentan en ocasiones y a darnos a cada uno lo que merecemos.

Después entraron en el desierto y un camino que podía haber tardado tres días, se tardo el pueblo de Israel en recorrerlo cuarenta años. Esto debido a la falta de preparación del pueblo de Dios, a que no estaban capacitados para vivir en libertad, un cautiverio tan largo había minado sus facultades, no tenían ninguna clase de autoridad, necesitaban a Moisés, un paria bien educado para que los guiara, una persona facultada por Dios y entrenada por el pueblo egipcio para sortear las dificultades no solo físicas sino económicas y morales que se presentaban en medio del pueblo.

Los israelitas eran como niños grandes, estaban acostumbrados a que los mandaran, a recibir lo poco que les daban, a trabajar para los egipcios y subsistir precariamente, sin complicaciones, sin tener que pensar, sin tener preocupaciones más allá de las pocas que les correspondían. El tener que manejarse solos, disfrutar de libertad, comenzar a ser prosperados y mantener esa prosperidad era demasiado para ellos.

Así también el pueblo actual de Dios, cuando se enfrenta a la dificultad de un cambio de vida, de un nuevo nacimiento queda desprotegido, sin saber actuar o que hacer y necesitan buenos guias espirituales, personas de Dios, capacitadas por Dios, bendecidoras, que hablen prudentemente pero con la verdad de Dios.

Muchas veces ser prudentes implica arriesgarnos, desnudar nuestro corazón, antes que dejar que las almas se pierdan por decir mentiras o cambiar la verdad. La prudencia es desde el comienzo, cuando somos imprudentes estamos dándole cabida a la imprudencia de los demás y hay confusiones y engaños.

Por esta y muchas razones los liderazgos efectivos van unidos a muchas cosas, no solamente un llamado con el que se comienza antes de ser debidamente capacitados. Vemos que Moisés primero fue capacitado durante cuarenta años principalmente por los egipcios, para Dios moldearlo pasaron otros cuarenta años y finalmente estuvo listo para Dios, aunque el mismo Moisés todavía tenia reparos.

Las expectativas de vida actuales no son de tantos años,  tenemos al Espíritu Santo de Dios en y con nosotros, tenemos necesidad de capacitación y aprendizaje para ser buenos lideres,  pero muchas veces nos limitamos por egoísmo, vanagloria humana, no aceptamos con humildad nuestras incapacidades, no aceptamos el consejo de los mayores, de los ancianos y Dios no trabaja en medio de la desobediencia. 

Para crecer y desarrollar un liderazgo efectivo, de multiplicación y bendición se debe ser obediente. Las autoridades puestas por Dios y el hombre deben ser respetadas, la obediencia se refleja en un ministerio efectivo, de paz, de santidad, no esa santidad falsa que raya en la mojigateria o falsas creencias que no están en la Biblia, sino la santidad de ser limpios de corazón y levantar manos santas en la presencia de Dios cuando estamos en lo que el quiere y espera de cada uno de nosotros.

Dios te bendiga

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