La familia que Dios quiere para nosotros

Abraham y la familia

Seguimos estudiando a la familia de Abraham y la importancia de ella. Los propósitos de Dios no eran la división y los rencores familiares entre hermanos. Recordemos que en el Salmo 133 nos habla de las bondades de estar los hermanos juntos en armonía. Ismael al sentirse desplazado por Isaac se comenzó a comportar de una manera deshonesta, rencorosa, manifestada en la burla y otras cosas que no agradaban a sus padres.

Puede parecer drástica la separación de Ismael e Isaac, pero era necesario. Así en ocasiones es necesario apartar las malas compañías de nuestros hijos de una manera sabia, porque la contaminación es muy fuerte. También como acontece con la fruta y verduras, un tomate podrido si se deja con los que están saludables terminara dañando a los saludables en muy corto tiempo.

Ismael vivió con ese resentimiento y se lo transmitió a sus descendientes, también los hijos de Cetura. En la vida real muchas veces los hermanos y sus divisiones afectan las relaciones familiares, entre los mismos hermanos o entre familias muy cercanas, creando profundas divisiones que hacen perder las bendiciones familiares eternas a las que tenemos derecho por las promesas de Dios para sus hijos.

No es fácil aceptar las diferencias, no fue fácil aceptar que Isaac siendo el primogénito tuviera tantos privilegios  incluido el amor incondicional de sus dos padres. Isaac creció sobreprotegido por el amor de sus padres y especialmente por el de Sara. Tuvo que desarrollar condiciones físicas y espirituales para sobrevivir a la dura vida de esos tiempos, pero también su vida fue mucho más fácil y llena de abundancia.

Como con Noé la tierra siguió siendo repoblada, con la descendencia de Abraham que también era de Noé.

Sabemos que Isaac cuyo nombre significa risa y que no tuvo mayores contratiempos a lo largo de su vida en comparación con otros héroes bíblicos, tuvo a su vez dos hijos que fueron Jacob y Esaú y que por la falta de sabiduría de Rebeca, también contendieron y no fueron los mejores hermanos.

Tenían caracteres díscolos y querían hacer su voluntad sin contar con la voluntad de Dios, las esposas de Esaú causaron aflicción a sus padres, llenándolos de amargura de espíritu dice en Génesis 26:34 -35.

Muchas veces los hijos/hijas se casan con personas inadecuadas, sufriendo no solamente ellos, sino toda la familia el fracaso, la frustración, los problemas y consiguientes divisiones que se dan a causa de estas uniones. En el caso de Esaú sus esposas eran mujeres cananeas que practicaban la idolatría y muchas cosas que eran abominación a Dios.

Rebeca tenía mucha inclinación por Jacob y lo mal aconsejaba para que hiciera lo indebido, apropiándose de la promesa de Dios para él por la fuerza, sin tener en cuenta que Dios a su tiempo obraría en él. Y sigue una larga historia familiar de desatinos que hace que Jacob tenga que pasar por innumerables dificultades.

¿Puedes mirar a tu alrededor y analizar los problemas familiares que tienes?  ¿Crees que con la ayuda de Dios se pueden resolver la mayoría de estas dificultades? ¿Cómo harías tú para comenzar la difícil tarea que es la reconciliación y paz primeramente en las familias?

Estos pasajes también son una ilustración de lo que sucede muchas veces con los hermanos en Cristo, que gracias a los celos ministeriales impiden la labor y el crecimiento en medio de las congregaciones, atrasando la obra que Dios quiere realizar e impidiendo que grandes bendiciones sean derramadas en medio del pueblo de Dios.


Dios te bendiga

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