La espera paciente en Dios
El
hombre bíblico al igual que el actual, no tiene la consciencia de lo que es la
deidad de Dios. Por esta razón se deja vencer fácilmente de Satanás y no deja que
Dios obre en su vida de una manera que de crecimiento y el desarrollo necesario
para que la unción no sea derramada inútilmente, sino que haga el efecto para
el cual Dios la da.
En
Éxodo 25 hasta el capítulo 32 vemos como Dios le da las instrucciones de las
cosas que hará para que pueden tener un culto racional y presentarse ante él,
de una forma adecuada a la santidad de Dios.
En
el Antiguo Testamento, todavía no se había cumplido la promesa del anunciado Mesías
y Dios para protección del pueblo y de acuerdo a la cultura que había en ese
momento daba ordenanzas a Moisés de lo que esperaba que se hiciera.
Por
otro lado, el pueblo de Israel, recordemos que cuando salieron de Egipto fue
tan grande la bendición que los mismos egipcios le dieron rescate a los
israelitas, como ofrenda merecida por tantos siglos de cautiverio. Esto no
pagaba los desmanes de los egipcios, ni múltiples vejaciones y abusos que se
cometieron con este pueblo subyugado a ellos.
“En una clase sobre José cuando estaba
como segundo de Faraón, la maestra explicaba que José había gravado al pueblo arruinándolo,
cuando no es cierto. Faraón descansaba en el trabajo de José, pero el que
gobernaba era Faraón, Faraón decia como mandar y dejaba que José diera la cara
al pueblo en general, vemos que Faraón no le dio a su hija como esposa, sino a Asenat,
hija de Potifera, sacerdote de On, dice la Biblia”.
Faraón
quería hacer uso del conocimiento de José, traído de su casa y familia, los
egipcios eran artistas, constructores, matemáticos y mucho más, pero no eran
buenos administradores de su patrimonio.
Tenían
en poco a José, no pensaron en su linaje real a pesar de no ser rico
materialmente. Recordemos que las doce tribus de Israel no se habían formado,
pero los hijos de Jacob eran linaje real, ya Dios había proclamado la bendición
de Abraham.
Más
adelante cuando accede un nuevo Faraón al trono y ve la prosperidad de los
israelitas, los subyuga y esclaviza, hasta que Dios se acuerda del pueblo, mira
y decide sacarlos a la tierra prometida.
Vemos
que en Éxodo 32 el pueblo infiel, se apresura por la demora de Moisés, aquel
oro y ofrendas que debían ser destinados al tabernáculo de Dios se destinó al
becerro de oro, a la idolatría y no se dio todo, pero todos dieron algo.
Ese
es el pecado conjunto del pueblo, es el pecado que dejamos que nos alcance, la idolatría
por lo material, por las cosas que no aprovechan y que como dice en el
evangelio el orín y la polilla corroen.
El
Antiguo Testamento tiene enseñanzas que nos ayudan a comprender la deidad de
Dios y su hermosura, su amor por el hombre, su perdón, su sanidad y salvación.
No
debemos tener en poco las bellezas naturales del mundo, ni descuidar la
creación de Dios, que le entrego al hombre no solo para gobernarlo, trabajarlo
y señorearlo, sino también para disfrutar de todo lo que hay en él, de forma
racional.
Con
medida, como dijo el apóstol Pablo, todo me es licito, mas no todo me conviene.
“Has
pensado porque no alcanzas muchas veces ciertas cosas en tu vida, a pesar de lo
mucho que se lo pides en oración y hasta ayuno a Dios.”
El
pecado no está en lo que tienes, en lo que Dios permite que ganes y disfrutes,
el pecado está en la avaricia, en las intenciones buenas o malas del corazón.
En
no encontrar paz, porque no la buscas en el lugar adecuado, en no encontrar la sabiduría
porque la buscas en el mundo. Busca la paz y síguela dice la palabra de Dios.
Aunque
nos desviemos en ocasiones; Dios siempre está esperando que lleguemos
confiadamente al trono de su gracia y pidamos de su perdón y misericordia.
Dios te bendiga
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