Las consecuencias de la desobediencia
hoy en día
Romanos 8:31 ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?
8:32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
8:33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
8:34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
Desobedecer
a Dios no es desobedecer a un ser inmaterial, que no sabe sabe si existe, que
no se conoce entre comillas, si le conocemos y si sabemos que existe, hay instituciones, estamentos y todas esas cosas que guardan el orden de
la creación y que cuando se desordena sucede como ha pasado en el mundo,
comenzando por la primera guerra mundial y se sigue por las demás guerras que
se siguen peleando como pasa en cada
nación, donde hay situaciones de orden público y social que están acabando con
los hombres y las familias.
Hay un
efecto llamado domino, o avalanchas, que comienzan con un toquecito y terminan saliéndose
de control y maldiciendo a la creación.
Pero el
entendimiento que da Dios a aquellas personas que son suyas para estar quietas
o hacer lo que se debe hacer en el momento debido, es lo que hace que una situación
de desastre, de guerra, de maldad, sea de bendición finalmente, porque se
resuelvan innumerables problemas que están acosando la vida de todos.
No es fácil para
los grandes hombres de la tierra, (aunque no sean tan grandes en algunos
momentos para aquellos que conviven con ellos, porque la humanidad está llena
de debilidades y todos los hombres hacen muchas veces cosas que no son
agradables a los cercanos) tomar decisiones importantes que involucren la vida
de las personas o de un grupo social en beneficio de toda una nación.
Desde los
tiempos bíblicos hasta la actualidad se han ido cambiando muchos parámetros,
formas de vida, implementado tecnología casi que diariamente en la actualidad,
la forma de vida, el respeto y todas y cada una de las cosas que sabemos cuándo
comparamos la época actual con siglos anteriores, incluyendo la época de los
patriarcas.
En la época
de los patriarcas había muchas
limitaciones para todos, pero aquellos que obedecían a Dios, representado en
sus mayores, sin importar si era hombre o mujer, continuando con el pasaje de Génesis
27:6 en adelante donde se cuenta la desobediencia de Rebeca, obtenían bendiciones
mejores.
Seguir la tradición
es aburrido, a veces cuando se sale de lo que se espera de la persona se
encuentran nuevos horizontes y se tienen experiencias que enriquecen la vida de
las personas, pero hay algunas que cuando no se siguen requieren la disciplina
de Dios por medio de su representante y Jacob tuvo en poco a su padre al
desobedecer la tradición judía y obedecer a su madre.
¿A quién se está
obedeciendo en la vida secular y cristiana actualmente? ¿Qué voz escucha? La de
la razón, la de Dios, la de la bendición o la del engaño, la desobediencia, la
mentira y el pecado.
Porque llego
el momento en que Jacob recibió la bendición espiritual y material que
anhelaba, pero en amargura de corazón;
su suegro, sus mujeres y sus hijos también lo desobedecían y hacían cosas que
lo contristaban y lo entristecían sin haber tenido la necesidad de recorrer ese
largo camino que lo desconecto de todos los propósitos de Dios para sus vida y
la de su familia.
La heredad
es algo muy importante para cada persona, las raíces, y muchas cosas más,
porque tenemos un servicio que cumplir en la tierra y se es llamado a distintos
ministerios o servicios en las congregaciones, como fue llamado Esaú y Jacob.
¿Qué Dios
tan pequeño va a tener bendiciones para un solo miembro de la familia y para
los demás no? Si Dios es grande y lo abarca todo tiene un llamado especial para
cada persona, en los lugares seculares o cristianos y el da mayor honra al que
le sirve con humildad y amor, con perseverancia y a pesar de todas las
dificultades o situaciones está con nosotros hasta el fin.
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