"Airaos pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis oportunidad al diablo"
(Efesios 4:26,27)El evangelio nos habla de la forma en que debemos enojarnos. Airaos pero no pequéis. Debemos enojarnos y sacar lo que hay dentro de nuestro corazón para liberarnos de ello.
Como humanos tenemos la tendencia a dejarnos gobernar por la carne, esto quiere decir que nos dejamos llevar por nuestras emociones, por lo que sentimos momentáneamente.
Cuando nos dejamos llevar por las expresiones o explosiones de ira, furia o cólera, decimos y hacemos cosas de las cuales más tarde nos arrepentimos.
Muchas veces la ira no tiene una causa justificada, nos dejamos llevar por ella en un momento de incomprensión, falta de aceptación de muchas circunstancias que se viven o por falta de tener dominio propio.
Maltratamos verbalmente a otros y aun físicamente, cuando nos dejamos controlar por la ira.
Debemos tener dominio propio para encausar la ira adecuadamente.
La ira sale a flote con más facilidad cuando hay falta de perdón y heridas que no han sanado en nuestra vida.
Un síntoma de que no estamos actuando adecuadamente es cuando por cualquier causa, rápidamente nos ponemos de mal humor o nos llenamos de ira.
Cuando no sonreímos con frecuencia y tenemos mal genio constante, es motivo de que algo anda mal en nosotros y en nuestras vidas espirituales.
Cuando nos desahogamos con las personas mas débiles como los niños, debemos pensar también en la forma de encontrar ayuda y corregir ese temperamento que no solo hace daño a los demás, sino a nosotros mismos.
Renunciar a la ira, al enojo, las peleas y buscar la paz, es el mejor remedio para la vida de un cristianos y esto se logra con la ayuda de Jesucristo de Nazaret.
Dios te bendiga.
Jadeen.
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