¿Por qué dar buenas
enseñanzas?
Muchas veces
escuchamos a toda una cantidad de personas querer corregir, dar buenas
enseñanzas y demostrar lo mucho que saben sobre las cosas buenas que se deben
hacer.
Pero dar
buenas enseñanzas para influir no solo en la familia, sino en el entorno en que
se socializa requiere algo mucho más profundo y honesto que hablar.
La Biblia
dice que por su palabra Dios ordeno y creo todas las cosas sobre la tierra. La
palabra tiene poder y la palabra de Dios tiene un poder ilimitado y santo, que
solo aquellas personas que tenemos una relación de amor y amistad con Dios
alcanzamos a medio comprender.
Esa palabra
ha sido probada por él, no solamente en la creación de todas las cosas y del
hombre, sino también en la entrega de su hijo Jesucristo para darnos salvación y
vida eterna.
Y si Dios
que es Dios nos probó lo que él hace por medio de su palabra, su poder y sus
obras, para que nuestras palabras tengan el efecto deseado; debemos probar que
lo que decimos es cierto, por lo menos en algunas situaciones.
Las personas
muchas veces dicen cosas y hacen todo lo contrario a lo que dicen. Cuantas
veces conocemos a personas que nos dicen algo y cuando no están presentes o
estando presentes. muchas veces no se les cree y se les dice mentirosos.
Porque
nuestras palabras deben ir acompañadas de autoridad, de credibilidad,
autenticidad, prestigio y cierta influencia.
Influimos en
las personas cuando nos conocen y saben que tenemos conocimiento o tienen la
certeza de que sabemos de qué hablamos cuando hablamos.
Muchas veces
aunque tengamos autoridad las personas muestran incredulidad, pero es porque
esas personas carecen de conocimiento o adolecen de ignorancia.
La credibilidad
es algo que se va fundamentando día a
día con el conocimiento. Una persona adquiere una verdadera credibilidad cuando
se la conoce, se le tiene confianza y
sus actitudes están de acuerdo con lo que dice.
La
credibilidad y la verdad son hermanas, cando hay la sospecha de que una persona
es mentirosa o ha dicho una mentira, su grado de credibilidad va disminuyendo.
Cuando vemos la deshonestidad en la persona, personas o una institución la
credibilidad se pierde y generalmente
hay separaciones o doble ánimo, porque no hay credibilidad.
Muchas veces
aunque queramos ser objetivos, las emociones priman sobre cualquier pensamiento
o sentimiento impidiendo ser objetivos y
conceder la duda sobre las personas.
Por eso para
poder dar buenas enseñanzas debemos ser honrados, personas honestas,
responsables, leales, debemos ser congruentes y firmes en las acciones. La credibilidad
en las personas está relacionada con sus creencias, actitudes y por último con su
forma de actuar.
¿Has pensado
alguna vez si tus enseñanzas son consistentes con tus actitudes? ¿Le has pedido
al Espíritu Santo de Dios que te redarguya y muestre, cuando estas exigiendo a
otros cosas o actitudes que tú mismo(a) no practicas?¿Cómo está tu credibilidad
con los demás?
¡No te
conformes, no te niegues el derecho a crecer espiritual y moralmente cada día,
Dios te respalda y quiere que tu credibilidad crezca!
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