Primer
mandamiento con promesa: Honrar padre y madre
En efesios 6: 1Hijos, obedeced en el
Señor a vuestros padres, porque esto es justo.
2 Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con
promesa;
3 para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.
4 Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y
amonestación del Señor.
Como
vemos es un mandamiento de honrarlos; así creamos que no merecen esta honra por
diferentes causas, Dios nos da este mandato en el Antiguo Testamento y en el
nuevo.
Cuando
la Biblia nos habla de honrar a padre y madre pueden surgir muchos desacuerdos
y así como hoy en día y siempre se han adoptado niños, la ciencia con sus
avances permite la procreación de diferentes formas y con padres que realmente
no son padres, sino solo como se dice: es el que fecunda, el que dona esa parte
genetica llamada esperma para que se dé un nuevo nacimiento.
En
el antiguo testamento aparee en Éxodo 20: 12 Honra a tu padre y a tu madre, para
que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.
Y
dice para tus días se alarguen, en el nuevo recalca que es el primer
mandamiento con promesa, larga vida y nos ira bien, esto quiere decir que no carecemos
de nada.
Que
lindas y completas promesas cuando tenemos la oportunidad de cumplir con este
mandato, aunque muchas veces más de las que se cree, ni se cumplen y ni
siquiera se siente la necesidad de hablar con los padres.
Hay
un fenómeno actual que se llama padres biológicos. Estos padres biológicos es
como si fueran una casualidad, un accidente en la vida del hijo, nunca los
conocieron, nunca fueron padres proveedores, nunca quisieron a sus hijos, no
les dedicaron tiempo y mucho menos cumplieron una labor de padre que es tan
exigente.
Parece
algo así, como “hecha la ley hecha la trampa” que significa que “cuando hay una
norma; se inventa una estrategia para evitarla” diciendo: él no es mi padre, únicamente
me engendro, pero nunca tuvo nada que ver conmigo soy libre de honrarlo de la
forma que sea.
Bueno
o malo cuando se tiene un padre que se conoce, se sabe quién es, pero ha sido
como esa persona que nos encontramos diariamente en la parada del autobús o en
el transporte para ir al estudio o trabajo. Lo vemos pero no nos saluda, ni lo
saludamos, esta hay, existe pero no se tiene ningún nexo con él, también es una
clase de padre biológico, que no tiene una relación de ningún tipo con
nosotros.
Realmente
es así, porque si un hijo conoce a sus padres, aunque no haya cumplido como
padre, se le debe honra, quizás no sacrificarnos por el bienestar de ellos
hasta el punto de que trastorne y dañe nuestra vida, pero si podemos cumplir
este gran mandamiento de forma sana para ambos (hijos y padres).
“Personalmente
pienso que no tuve padre, nunca estuvo, nunca fue proveedor, no había esa
figura paterna en nuestras vidas, el lugar lo ocupaba nuestra madre, nunca supe
lo que era verlo llegar con regalos para nosotros, con una torta en la fecha de
los cumpleaños, brillaba por su ausencia en los eventos más especiales de mi
vida, nunca estuvo y el poco tiempo que viví con el cuándo era una adolescente
su trato fue bueno, pero económicamente era egoísta para suplir las necesidades
de su casa, debido a que el presupuesto debía compartirlo con la nueva mujer e
hijos que tenía con ella y eran su prioridad. No había relación de cariño,
nunca recibí un abrazo de contentamiento por la caída y el consiguiente raspón
o golpe. Tuvimos muchas carencias y mi madre luchaba a brazo partido por el sostén
de su hogar y por darnos una buena educación, sus hogares porque tuvo más de
dos, siempre estuvieron en desorden y muchas consecuencias funestas tenían y
tiene esta condición en la vida de las familias. Tengo que darle las gracias a
Dios porque me dio la oportunidad de perdonarlo y que muriera en paz, porque
sus hijas lo aceptamos y nunca le reclamamos su abandono.”
Aunque
esta es una forma de padre biológico, porque no hay tiempo de crear lazos de
amor fraternal, una amistad y confianza que ayude a paliar los momentos de aflicción,
el deber de los hijos es honrarlos y perdonar. El perdón es la cláusula
principal del contrato que tenemos con Dios y la salvación que nos da. Debemos
limpiarnos, romper la maldición y el pecado y poder regocijarnos con Dios y el
perdón que él nos ayuda a dar y a recibir.
Cuando
los hijos son adoptados, la honra es para estos padres que de otra forma se han
recibido de parte de Dios. Muchas veces un padre en adopción suple las
necesidades más ampliamente que un padre biológico.
Debemos
recordar que la bendición está en la obediencia y que muchas veces está
obediencia duele, nos hace sentir de una forma dolorosamente triste y obligada,
pero ninguna prueba o disciplina nos debe hacer volver del camino y santidad
de Dios.
¿Tienes
alguna experiencia triste que hayas vivido por causa del descuido y olvido de
tus padres? ¿Tienes resentimientos y rencores con tus familiares por causa de
un pasado de rechazo y dolor? ¿O quizás tus padres fueron muy estrictos y no te
dejaban tomar tus propias decisiones o te llevaban a ira con sus malas
actitudes?
Todas
estas situaciones tienen solución, la solución está en llevar tus peticiones al
trono de la gracia, renunciar a todas esas malas emociones que te causa o causo
el desapego de algunos de tus progenitores, pedir guía y dirección a Dios para
que te ayude a actuar en fe y estar en orden con tu familia.
Muchas
veces no es fácil o no es posible, debido a que los adultos tienen motivaciones
de egoísmo y otros defectos de carácter que no se corrigen fácilmente, pero
recuerda ellos están en la promesa y Dios no es hombre para mentir ni hijo de hombre
para arrepentirse.
Él dice que creamos en él y seremos salvos nosotros y
nuestra familia en Hechos 16: 31 Ellos dijeron: Cree
en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.
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