Matrimonios homosexuales y la bendición eclesiástica
Leyendo
una nota sobre un ministro católico, donde se decía que bendijo un matrimonio
homosexual y recibió las críticas de un torero, debido a que fue amonestado por
su superior.
Vemos
que el mundo está distorsionado en cuanto a lo que es la iglesia y el mundo o
la sociedad. No podemos criticar que un notario celebre la unión de un matrimonio
homosexual si esta es una ley vigente en cualquier lugar.
Pero
al contrario de lo que sucede en las iglesias, que no deben celebrar matrimonios
entre parejas de un mismo sexo bajo ningún punto de vista.
Esto
no es ser homofóbico, no es un prejuicio, ni mucho menos es
discriminatorio tampoco como dijo el
torero “Mi Dios no haría eso”, porque Dios si lo hace. Dios no bendice estas
uniones.
La iglesia cree, tiene sus bases y
establece sus normas por la Biblia que es la palabra de Dios y esta es clara en
cuanto a que Dios los creo hombre y mujer, es clara en cuanto a la prohibición de
las relaciones sexuales entre dos personas de un mismo sexo, dice no solo en el
antiguo testamento sino en el nuevo en 1 Corintios 6:9-10 ¿No sabéis que los
injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los
idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni
los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los
estafadores, heredarán el reino de Dios.
Dios no se
contradice, ni es de doble ánimo, no dice hoy si y mañana no. Su sí es si y su
no es no. Por tanto si él dice en su palabra esto, quiere decir que no los
bendice, es inútil pararse en un altar y recibir la bendición de un ministro de
parte del Dios Santo verdadero.
También ese
ministro está siendo desobediente al no decir que no y explicar que la
obediencia a Dios, está en obedecer su palabra y si su palabra nos dice esto,
debemos saber que no podemos bendecir las uniones homosexuales como tal.
Dios ama al
pecador, sea cual sea la naturaleza de su pecado, pero aborrece su pecado y
quiere que se arrepienta del pecado y busque su amor y perdón, su ayuda y bendición,
pero no siguiendo el camino de pecado que se escoge al tener una relación
homosexual o cualquier otra clase de pecado.
Por esta razón
los homosexuales deben buscar la protección del estado para realizar estas
unidades o uniones, pero no el cobijo de la iglesia, porque es un cobijo falso,
que no abre las puertas de la sanidad y la bendición de Dios.
Dios no bendice
nuestro pecado, sea este de la clase que sea, Dios es santo, nos quiere con
vestiduras limpias, blancas, sin manchas ni arrugas.
No es del que
corre o del que quiere de quien Dios tendrá misericordia, sino del que él
quiere, él dijo: “ y tendré
misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré
clemente”
y Dios es
soberano, es Dios y es quien da la salvación y la vida eterna.
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