La bendición retenida en la economía de
dar
Somos personas que siempre estamos tras las ofertas en los
supermercados, en la compra de ropa y toda clase de artículos necesarios para
la vida en general. Tratamos de economizar de acuerdo a las prioridades que
tenemos en los gastos generales y familiares.
Es bueno economizar, todos debemos ahorrar hasta en el gasto de los
recursos naturales como el agua, pero nuestro ahorro debe ser condicionado por
la necesidad que tenemos de las cosas en las cuales hacemos un buen o mal uso.
La biblia
nos dice que hay un tiempo para todo, si hay un tiempo para todo; esta el
tiempo de recibir y el tiempo de dar, aunque no lo diga con esas precisas
palabras queda sobrentendido cuando nos dice Eclesiastés 3: 1-2 Todo tiene
su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.
2 Tiempo de nacer, y tiempo de morir;
tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;
Hay un
tiempo para sembrar y un campesino sabe cuál es el tiempo para sembrar cada
producto y obtener la mejor cosecha. Así el hombre tiene tiempos para recibir y
después dar.
¿Cuál es
esa bendición retenida en el dar? Son muchas, especialmente cuando sabiendo
hacer lo bueno no lo hacemos. Cuando siempre estamos buscando el recurso en
aquellas personas que dan liberalmente porque nos aman y nunca piden nada a
cambio.
El
evangelio es de doble vía, cuando enseñamos al mismo tiempo recibimos bendición
por la maravillosa palabra de Dios.
Esas
personas que nos aman y dan sin esperar nunca nada a cambio, también están
perdiendo la bendición de recibir principalmente la retribución espiritual de
dar y enseñar al mismo tiempo al que se le da. Porque generalmente el mayor da
al menor y en ocasiones el menor al mayor.
“Ejemplo
de esto fue un niño que recibió de sus abuelos una buena educación, gracias a
que ellos pagaban sus estudios sin que nadie se enterara que lo hacían. Los
abuelos, dice la Biblia en alguna de sus partes, eran considerados los padres
de los nietos. Los padres de este joven se separaron y sus abuelos llegaron a
acuerdos con los colegios privados donde estudiaba para pagar el valor del
estudio y que su madre no estuviera al tanto de ello, ya que el interés de
ellos era el bienestar de su nieto. Ella estaba convencida de que por sus
relaciones ella lograba esta bendición para su hijo. Este joven salió
adelante y aprovecho este gran beneficio que recibió pensando que era su madre
la proveedora de las becas que él recibía y por tanto el agradecimiento lo
recibían exclusivamente la madre y los dueños de las instituciones que
supuestamente le daban las becas. Al pasar los años estos ancianos murieron y
el joven creyó esto hasta casi pasar la cincuentena de su vida”.
Al parecer
no tiene importancia que él no estuviera enterado de lo que en realidad
acontecía, porque recibió una buena educación y fue una persona llena de
valores, prosperada y también con mucho resentimiento por el pasado. Cosas que
él pudo haber hecho por sus abuelos, para alegrarlos y darles una mejor calidad
de vida en su vejez como es la retribución espiritual, visitas, compañía tan
necesaria en esos años de vejez y amor derramado sobre esa pareja de solitarios
ancianos no se dio, debido a la ignorancia de esos hechos de preocupación y
ahorro para darle una mejor educación y un buen futuro.
También
cuando una familia acostumbra a los niños darles para ganarse el afecto de
ellos sin enseñarles los principios de obediencia y afecto filial, respeto que
se les debe dar a los mayores y el valor de la unidad por ser familias de
sangre, se está perdiendo una gran bendición y anudando cadenas de egoísmo.
Cuando se
les da a los niños hasta ser unos adultos responsables, hay que enseñarles en
el camino que ellos también deben dar de acuerdo con sus posibilidades y
recursos que Dios les ha dado.
Cuando
damos sin esperar nada a cambio lo hacemos una sola vez o hasta dos y tres por
el extraño, no por los familiares, especialmente aquellos que son nuestros
hijos.
Por eso
hay un tiempo para dar liberalmente, pero también hay un tiempo en que debemos
comenzar a recibir la recompensa de ese dar liberalmente. Debido a que las
bendiciones de dar y recibir, especialmente las de más valor que son las
espirituales las perdemos y vivimos una vida de resequedad, mundanalidad,
llenas de vanidades y sin recursos espirituales.
Es bueno
hacer un estudio bíblico sobre lo que es el dar con bendición, lo que es el
verdadero respeto y como se aprende. No todas las personas tienen la capacidad
de saber pasar por alto las ofensas y seguir adelante con su labor de
crecimiento y enseñanza.
El
cristiano verdadero como cualquier ser humano se cansa, agota sus recursos en
ocasiones, pero fiel es aquel que lo llamo para levantarlo y capacitarlo, para
darle ese aprendizaje necesario para llevar una vida plena de amor y bendición
para todos aquellos que quieren recibir.
¿Qué estás
dando y que estas recibiendo? ¿Te has detenido a pensar si estas siguiendo el
camino de la bendición a el de maldición, especialmente familiar? Reflexionemos
sobre lo que Dios quiere hacer en nuestras vidas.
Dios te
bendiga
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