El amor de Dios
Podemos entender el amor de un hombre por una mujer y de una mujer por un hombre, de una madre por su hijo y también diferentes clases de amores en lo terrenal. Pero nuestra compresión falla al tratar de entender el amor de Dios por nosotros y si podemos decir de manera rápida y fácil que amamos a Dios.
Nuestro amor a Dios es casi siempre condicional, esto quiere decir que esta condicionado a ciertas circunstancias y situaciones. Cuando decimos que amamos a nuestro padre terrenal, a nuestra madre o a una persona en particular, podemos fácilmente decir y hacer cosas por esa persona muchas; a veces sin cuestionar si se lo merece o no. Nuestro amor humano por otros humanos la mayoría de las veces es sin condiciones y así lo manifestamos.
Dice en Sofonías 3:17 Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos.
El amor de Dios es incondicional, inmutable, nos hace sentir paz y llenura, es revelado por medio de Jesús el unigénito, se derrama en nosotros y nos justifica por medio de su Santo Espíritu y es el vehículo para amarnos unos a otros.
Romanos 5:5 y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.
Y si comenzamos a leer la biblia desde Génesis veremos las muestras del amor de Dios por sus hijos, por su pueblo en medio de los siglos. Lo más importante del amor de Dios es cuando lo hemos experimentado en carne propia, en aquellos momentos en que lo necesitamos y nos volvemos a Él sin siquiera pensarlo. Sabemos que está, nos guarda, se nos revela, hace milagros de vida que muchas veces no son creídos por aquellos que nos escuchan, pero que nosotros en nuestro corazón le creímos y recibimos esos milagros de vida y amor de Dios para con nosotros.
Dejamos secar el amor de Dios en nuestros corazones por diferentes razones. Muchos cristianos predican que cuando nos separamos de nuestros hermanos en Cristo nos vamos apagando, terminamos enfriándonos y en parte es una razón, pero una de las razones principales es no entender que somos únicos, que tenemos nuestra propia personalidad, necesidades y aunque trabajemos para el Señor debemos tener momentos de alimento espiritual y material que llenen nuestra vida y nos den regocijo personal.
Si no apartamos tiempo para nuestra vida familiar, para tener ratos de ocio, haciendo cosas que nos den satisfacción y sean como una terapia para nuestras emociones, sacando el tiempo necesario para el servicio al Señor; llega un día en que comenzamos a sentirnos agotados emocionalmente, nos vamos alejando de las cosas y momentos que pertenecen a Dios.
Por esta razón si confiamos y le creemos a Dios, debemos saber que Él es una fuente inagotable no solo de amor, sino también de recursos para darle beneficios y bendiciones a sus hijos que los hagan ser productivos en todas las áreas de su vida.
El amor de Dios se muere en nuestras vidas cuando estamos insatisfechos, cuando no logramos alcanzar las metas que nos proponemos y rechazamos los cambios que Dios da para nuestras vidas.
Debemos entender que siempre estamos sirviendo a Dios cuando hacemos su voluntad. Sin importar el lugar en que nos encontremos, si queremos hacer su voluntad y nos mantenemos en constante comunicación con Dios por medio de su palabra, de sus enseñanzas y sus obras, Él va estar en todos los asuntos que emprendamos en nuestro día a día, sin importar cual sea el ministerio que tenemos.
Somos sacerdocio santo, linaje real, pueblo escogido por Dios, en 1 Pedro 2:9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; claramente Dios nos dice lo que somos, nuestra identidad como cristianos.
Y si somos sacerdocio santo, linaje real, escogidos de Dios, tenemos las mejores herramientas y los mejores maestros para aprender sobre el amor de Dios y no perder la esperanza que Dios nos da cuando dice que su amor es derramado en nosotros por medio de su Santo Espíritu.
El nos da un conocimiento espiritual mayor que el que podemos tener en nuestra carnalidad e inmundicia, cuando no hemos recibido a Jesucristo en nuestras vidas y nos falta el sello del Espíritu Santo de Dios.
Un conocimiento para amar y entender su deidad, su palabra, su perdón y principalmente su amor para con nosotros.
Mi pregunta es ¿Has dudado o dudas del amor de Dios para contigo? ¿Recuerdas en cuantas dificultades te has encontrado y clamado a Dios obteniendo respuestas inmediatas? ¿Crees lo que Dios dice para tí en su palabra? estas y otras muchas preguntas podemos hacerlas y encontrar respuestas preciosas para nuestra vida.
Dios te bendiga
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