¿Cómo peleamos una guerra?
Versículo clave: Porque con dirección sabia harás la guerra, y en la abundancia de consejeros está la victoria.
Proverbios 24:6
Las guerras cuestan mucho dinero y principalmente debemos tener en cuenta las vidas que perecen en las cruentas luchas que libra la humanidad desde sus comienzos. También tenemos guerras familiares, sociales y muchas otras, teniendo en cuenta que el inicio de toda guerra son los conflictos.
Un conflicto que en apariencia no tiene solución sino es usando la violencia. Aunque hay guerras solapadas que no parece que existieran; en la mayoría de los gobiernos en todo el mundo se desarrollan combates y escaramuzas en diferentes niveles.
Hay guerra en los hogares, los padres con los hijos, hermanos contra hermanos y un sinnúmero de situaciones que abarcan a la familia política de las personas, en más ocasiones de las deseadas.
Debemos tener en cuenta algunas cosas para poder meternos en la guerra de la clase que sea y aunque no ganemos rápidamente y perdamos algunas batallas, si somos constantes y perseveramos aprendiendo de nuestras carencias y errores, vamos a obtener grandes victorias.
Sabemos en 2 de corintios 2:4 porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas,
5 derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,
6 y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta.
Esto nos dice que debemos utilizar las armas de guerra que Dios tiene dispuesta para nosotros que son primeramente el conocimiento de la palabra de Dios, la oración, el ayuno, congregarnos aunque sea virtualmente como acontece gracias a la pandemia que vivimos. Esta combinación perfecta nos ayuda a tener una relación de amor y amistad con Dios.
Debemos recordar que dice en proverbios 24:6 Porque con dirección sabia harás la guerra, y en la abundancia de consejeros está la victoria. Exhortándonos a la sabiduría cuando hagamos una guerra, pero no basada en el conocimiento humano, terrenal, que nos hace perder la verdadera bendición de llegar a una meta propuesta.
La sabiduría de la que nos habla el libro de proverbios tienen fundamentos bíblicos.
¿Cuales son los fundamentos bíblicos que da Dios en su palabra?
Aunque parezca muy trillado el ejemplo de David pastorcillo insignificante a los ojos de su propia familia, que no lo valoraba y lo tenían en poco por ser el cuidador de las ovejas de su padre. Es un ejemplo de gran valor al momento de pelear batallas importantes para nuestra vida y el bienestar de los nuestros.
Primero que todo debemos inventariar con que contamos. No con quien contamos, porque de antemano el cristiano sabe que tiene a Dios de su parte y si Dios con nosotros quién contra nosotros.
David fue humilde, sencillo, reconoció su pobreza ante Saúl al rechazar las vestimentas reales, no tenía capacitación para llevarlas y mucho menos para hacer uso de ellas. Muy pocas personas tienen la capacidad de reconocer que son pobres de algún modo, en el momento de hacer frente a situaciones que se escapan a su control.
David por su condición de menor en medio de su familia no tuvo la capacitación que tenían sus hermanos mayores. Esto lo llevó a ser pastor, un gran pastor que no era tenido en cuenta por sus familiares más cercanos. Esto lo podemos deducir cuando Samuel le pregunta a Isaí si no tenía más hijos.
1 Samuel 16 Entonces dijo Samuel a Isaí: ¿Son éstos todos tus hijos? Y él respondió: Queda aún el menor, que apacienta las ovejas. Y dijo Samuel a Isaí: Envía por él, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que él venga aquí.
Samuel comienza dándole un lugar de importancia a David, al decir que no se sentarían en la mesa hasta que él llegara.
Por esta razón debemos ser sabios y mirar nuestra condición en el momento de hacer la guerra y saber con qué armas contamos. Como David debemos reconocer nuestras limitaciones y hacer uso de las armas con que contamos.
Esta fue una de las razones por las que David obtuvo una victoria que para él fue fácil. El elemento principal que le dio el triunfo, fue su reconocimiento de que en Israel había un Dios grande y poderoso. Se presentó en nombre de Jehová de los ejércitos Dios de los escuadrones de Israel, dándole la Gloria anticipada a Dios.
Esa fue la primera batalla victoriosa de David y después las circunstancias y el haber sido elegido como el ungido de Dios, lo obligaron a tomar decisiones que finalmente lo llevarían a una vida victoriosa como rey de Israel, después de enfrentar grandes retos y recibir capacitación de parte de Dios.
Y dice también el mismo proverbio en su parte B y en la abundancia de consejeros está la victoria. Esto conlleva una importante pregunta ¿Quienes son tus consejeros o de quien te dejas aconsejar? No es fácil escuchar un buen consejo cuando carecemos de discernimiento para saber a quién obedecemos.
Para tomar sabias y acertadas decisiones primero debemos saber de quién nos vamos a dejar aconsejar. Esto tiene que ver con el carácter y los antecedentes de las personas. La obediencia no es fácil aceptarla cuando no hemos tenido adultos responsables que velen por nuestra educación y buena convivencia.
Algo que es muy difícil de encontrar en estos días son jóvenes que tengan el discernimiento para aprender de sus mayores y escuchar consejos de aquellos que tienen la experiencia y la sabiduría para dar el mejor y desinteresado consejo a tiempo.
Los mayores nos equivocamos, no somos perfectos. Lo que cuenta a nuestro favor es la experiencia de vida que tenemos y en muchos casos esta experiencia de vida va acompañada de una buena educación, que ayuda a entender muchas incapacidades del ser humano.
Dar un buen consejo no quiere decir que es la única opción que tiene quien lo recibe, por eso el proverbio dice que en la multitud de consejeros está la victoria. En ocasiones no es el consejo de una sola persona, sino de varias las que nos pueden ayudar a seguir la mejor opción.
Los heroes biblicos, desde abraham padre de la fe, siempre buscaron el consejo de Dios. Fueron bendecidos, prosperados y llenos de promesas para sus futuras generaciones. Las promesas de Dios para Abraham siguen siendo para sus descendientes, que por la fe somos la progenie espiritual de él.
Hay normas de guerras que se deben seguir por ambos bandos, pero la mejor guerra que hacemos es la espiritual. Y cuando hacemos guerra para ser libres de los yugos de la carne y el pecado, podemos confiar en nuestro hermano mayor Jesucristo; única puerta de entrada por la que podemos ser salvos.
Cuando hacemos guerra espiritual para defender lo que es nuestro, no debemos abandonar el terreno conquistado. Josue dijo "Mi casa y yo serviremos a Jehová" hizo una profesión de fe en medio de la anarquía de los hijos de Israel.
Josué 24:15 Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.
Por esta razón no debemos apartar nuestra mirada puesta en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo y defender las bendiciones que ya Dios entrego en nuestras manos, seguir alcanzando metas para nuestra vida en general y saber que Él está con nosotros todos los días, que sus misericordias son nuevas cada día y podemos descansar en Él.
Jesús dijo en Mateo 11:28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. 29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; hallaréis descanso para vuestras almas;
Dios te bendiga
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