Normas para la vida adulta

Lo que implica la responsabilidad de adultos

Juan 13:4 se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. 
13:5 Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido. 

Todos queremos ser tratados como adultos, mandar y que nos obedezcan, sentar precedentes, dirigir nuestra vida, que nadie nos critique, que .... y un largo etcétera de cosas y privilegios que la mayoría de las veces no nos hemos ganado, ni nos ganaremos nunca.

Por otro lado queremos seguir divirtiéndonos, comportandonos irresponsablemente, tener comodidades y en fin una vida como la que soñamos y no como la que la realidad de nuestras vidas nos exige. La gran mayoría de las personas se justifican en miles de cosas y situaciones para aprovecharse de los demás y trabajar únicamente para ellos mismos.

Podemos achacarle todas estas carencia y defectos a nuestros antecesores, pero llega un momento en la vida en que esto no es válido y la responsabilidad pasa a ser exclusivamente de cada uno de nosotros. Y aunque se evada o evite esta circunstancia, en algún momento de la vida nos alcanzan nuestras carencias y defectos sin corregir para que las enfrentemos, corrijamos o las suframos de la peor manera.

Cuando nos enfrentamos a nuestra propia realidad de la vida, al momento que estamos viviendo gracias a nuestras buenas o malas decisiones, es cuando reconocemos lo equivocados que hemos vivido y comenzamos a retomar el verdadero camino de la gracia de Dios.

Lo menos que queremos la mayoría de las personas es adquirir responsabilidades, servir a otros, vivir preocupados por muchas cosas que nos acosan y que debemos resolver. Así hay personas que pasan por la vida en ocasiones odiadas, en otras olvidadas y también rechazadas en algunas más. 

Siempre escuchamos en las enseñanzas cristianas que cuando eres luz vas a recibir rechazo, vas a pasar situaciones difíciles, ataques y muchas cosas más. No estamos preparados para el rechazo en ninguna de sus formas, no estamos capacitados para aceptar que no nos den la razón aunque la tengamos y otras cosas más que nos hacen sufrir o alejarnos aún de nuestra propia familia.

Otras veces el rechazo va a ser justificado, porque no nos soportan, no cumplimos nuestros deberes, se cansan de nuestra indiferencia hacia las personas que sufren y así infinidad de situaciones que nunca terminan.

Jesús es un ejemplo de servicio a la humanidad entera, nos enseñó el amor de Dios para nosotros, dio ejemplo de mansedumbre, humildad, amor y mucho más. En Filipenses 2:6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 
2:7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 

2:8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 


Ya Jesús hizo la mayor parte, lo irrealizable, lo dificultoso, ahora nos toca a nosotros lo más fácil, lo que menos cuesta y cada día nos volvemos más y más cómodos y menos responsables en todo. No queremos retos, no luchamos por obtener buenas cosas, dejándonos llevar por el consumismo y la falta de diligencia, el egoísmo y la ambición.

Todo esto perjudica sensiblemente a las familias, a los más jóvenes y el entorno que cada día pierde más seguridad y nos vuelve inmediatos. Estas inmediatez daña la salud, las emociones, las relaciones y todo aquello que viene a robar la tranquilidad personal de todos.

Es triste ver que en la televisión y las redes sociales día a día se le está dando relevancia a cosas que ministran antagónicamente los valores familiares y humanos de todos. Cada día es más normal hablar de los animales como si fueran personas, dándoles un lugar importante y esencial que le corresponde a las personas. 

Ejemplo de ello es cuando vemos los videos de niños durmiendo con animales o recibiendo mimos de ellos. Es insalubre que las personas duerman con animales, aunque estos sean muy limpios médicamente hablando y especialmente los niños deben recibir atención, cuidados amorosos de sus padres y familiares más cercanos que son los encargados de su protección y cuidado.

Los niños desde niños deben aprender a relacionarse y socializar con personas en la forma adecuada. El amor a los animales y la naturaleza en general, es un formación valiosa que todos deberíamos recibir, ellos son criaturas de Dios y merecen un lugar en la vida del hombre, pero los animales no dejan de ser animales. 

Cuando enseñamos de esa forma, no les estamos enseñando adecuadamente la comprensión moral y ética que van a necesitar a lo largo de su vida para ocupar lugares de valor en la comunidad, prestando el mejor servicio.

Otra actitud que está creando confusión en los niños y adultos es la que tiene que ver con la orientación sexual. De hecho debemos modernizar la forma de educar, debido a los cambios que se presentan en las familias y toda la sociedad gracias a las comunicaciones y ejemplos de países más actualizados.

Recordando que no podemos volver a tradiciones y costumbres del pasado, no válidas 
en la actualidad. Haciendo énfasis en que los niños son niños y las niñas son niñas y que cada uno tiene su función en las familias. 

La homosexualidad en todas sus formas merece ser respetada, porque las personas que no comparten nuestras creencias cristianas tienen un lugar en la sociedad y no debemos discriminar a nadie, pero tampoco podemos compartir sus formas de convivencia y esto debemos enseñarlo claramente, de una forma científica, saludable a nuestros niños y jóvenes.

En la Biblia hay ejemplos claros tanto de mujeres como de hombres que erraron el camino al educar a sus hijos. Sabemos que Rebeca estuvo a favor de Jacob, también el rey David es un claro ejemplo masculino del descuido en la educación, compartir enseñanzas y tiempo de calidad con los hijos.

Los errores de hoy, serán los fracasos del mañana. Los errores que cometemos a priori en la educación de los hijos, la permisividad, el tomar malas decisiones, el olvidarnos de escuchar los consejos de los adultos que ya pasaron por ese camino, va ha contribuir al dejamiento y decadencia de nuestras familias.

El discernimiento es el todo de el criterio, entendimiento, apreciación y la perspicacia que tenemos para saber a quién escuchar y seguir. Esta capacidad se va acrecentando con los años, cuando las personas que nos criaron, que estuvieron cercanos a nosotros fueron personas cuidadosas con los niños. 

Las palabras no hacen mella, cuando los hechos son muy diferentes a ellas. Si con nuestros hechos demostramos ser personas carentes de valores e irresponsables, aun cuando repetimos una y otra vez palabras formadoras, será muy poco lo que logremos enseñar.

Mateo 7:13 Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella;
7:14 porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.

Esto nos enseña que un grado de dificultad en las cosas que damos a nuestros hijos tan liberalmente en ocasiones, es necesaria debido a que sin querer los está orillando a un camino facilista y de perdición completa.

Cuando damos el lugar del adulto al niño porque es nuestro hijo, nuestro sobrino favorito, nuestro amigo y queremos agradarle pasando por encima de las normas. Haciendo cosas no debidas en ocasiones para salirnos con la nuestra y hacer la voluntad de los niños, estamos abriendo puertas para la desobediencia y mal proceder de nuestros hijos.

Cuando les enseñamos a valorar a sus maestros, a las personas adultas y el respeto que estas merecen, estamos abriendo las puertas de la bendición presente y futura de nuestros niños. Todos los adultos son maestros en alguna medida, sin saltarnos la autoridad de los padres, de los ancianos y demás, podemos mediar y enseñar a nuestros niños el respeto, amor, servicio y mucho más, para el bien de todos, principalmente el propio.

Proverbios 29:15 La vara y la corrección dan sabiduría; 
Mas el muchacho consentido avergonzará a su madre. 


La vara no necesariamente es la correa o una varita para golpear, la vara que cada padre utiliza con su hijo es diferente. Unos corrigen quitandole privilegios a los hijos, no dejándolos salir a jugar, sin ver televisión y una serie de situaciones que ayudan a la obediencia y respeto. En ocasiones y situaciones más graves se utilizan otros métodos.

El mejor sistema de corrección y disciplina es la oración constante por todos y en todo. No tenemos necesidad de pedirle a Dios disciplina u otras cosas malas para nadie. Si oramos correctamente, conforme a la palabra, bendiciendo, en el momento adecuado Dios dará la disciplina que crea conveniente a las personas para poder bendecirlas.

Soy persona de fe y creo firmemente en la oración. He visto infinidad de milagros, he crecido gracias a la comunicación que mantengo con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Se que Dios nos ama y en Hebreos 12:5 y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, 
Ni desmayes cuando eres reprendido por él; 

12:6 Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo.

12:7 Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? 


Su palabra es fiel y verdadera. Dios siempre nos da el tiempo necesario para ayudarnos a llegar a la fe y obediencias verdaderas, cuando disponemos nuestro corazón  especialmente cuando lo adoramos en espiritu y en verdad. Principalmente Dios es amor y nos ama con un amor único, eterno, bello, perfecto y gracias a sus atributos como la misericordia, bondad y paciente amor, podemos confiar en que siempre hará lo mejor para nosotros.

Debemos recordar que nada es eterno, lo único eterno y que jamás pasara es Dios y su palabra. Hoy estamos felices y tranquilos, mañana no lo sabemos, hoy recibimos tribulación, mañana seremos bendecidos y olvidamos las tristezas. Sembremos siempre para poder recoger abundante cosecha, especialmente en los tiempos malos.

Dios te bendiga