La Bendición de Ser Odres Nuevos


Odres Nuevos, Vino Nuevo

Mateo 9:17 Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente.



Cuando Jesús hablo esta palabra de los odres, estaba ilustrando sobre lo que se esperaba de todos los que le creían a Dios e iban a ser salvos.

El odre es un recipiente de piel y necesitaba todo un proceso para ser convertido y útil para guardar el vino. En este proceso lo primero que había que hacer era quitarle la piel al cabrito y secarlo al sol, seguidamente se sumergía en agua y se untaba con aceite para ablandarlo y así ser cosido para usarlo.

Para que las personas sean un odre nuevo, sin importar la edad física, también se debe pasar por un proceso y ser renovados completamente y se reciba en el interior la sanidad y bendición que el provee para cada uno, de acuerdo a la necesidad.

Cuando somos renovados, también se es cambiado en todas las áreas de la vida que se lleva, se es reparado y restaurado. Es un cambio total de nuevo nacimiento, arrepentimiento de nuestra vida anterior y se pasa de ser un hombre natural a un hombre espiritual.

Se recibe el vino nuevo en el odre nuevo para que no se rompa, se es odre nuevo cuando no se endurece, se es elástico porque se estira para poder aceptar cambios, no se rompe como un odre viejo que no resiste el vino nuevo.

Los odres viejos en el Señor tienen asperezas, contristan al Espíritu Santo de Dios porque no le dan la libertad que requiere para ser ministrados y entender los propósitos que Dios tiene para con ellos, no reciben los cambios de Dios, no se rinden, no menguan, no son humildes y se aferran a las cosas del pasado para mantener la falta de perdón.

Por eso se debe ser odre nuevo para recibir un vino nuevo, renovado, saludable, bendecido y que podamos cumplir con lo que Dios quiere para cada uno y la vida nueva que se emprende cuando lo conocemos, cuando llegamos a sus pies a reconocer que es Dios santo, poderoso y maravilloso.

Para recibir con alegría no solo lo bueno que nos da, sino también las dificultades que en algún momento van a dar fruto abundante de paz, que van a enderezar el camino, que va a hacer sendas derechas para nosotros y las personas que amamos, va a traer paz, su gloria a nuestra vida.

El pelea por todos, él es nuestro vigía, nuestro norte, el sabe lo que hace, nos lleva de la mano y nos guarda, solo debemos creerle y dejarnos llenar como esos odres nuevos llenos de vino rebosante, que podemos compararlo a la llanura de su Espíritu Santo en nosotros en nuestro interior.

Tocar el manto de Jesús

La Gracia de Dios Cuando Tocamos el Manto de Jesús


Esta enseñanza sobre la mujer que toco el manto de Jesús y sano instantáneamente de un flujo de sangre del que padecía hacia 12 años, nos muestra la gracia sanadora de Dios para todos nosotros. Sabemos que Jesucristo es el mismo ayer, hoy, mañana y por los siglos, sin variación y lo mismo que sano a esta mujer puede hacerlo hay con cada uno de nosotros.


La Biblia en su relato cuenta que había consultado a muchos médicos, gastando lo que tenía, los médicos de esa época era rudimentarios en comparación de los adelantos con que cuentan los médicos y los recursos que tiene la medicina hoy en día y a pesar de estos adelantos muchas veces la sanidad es imposible.

También en aquella época padecer un flujo de sangre permanentemente hacia a la mujer impura para todas las labores inherentes a ella, no podía usar los utensilios en el hogar, sexualmente no podía ser tocada y si era soltera no podía casarse, todo lo que ella tocara era impuro y nadie más lo podía tocar.

Era una situación que si nos ponemos en el lugar de esta mujer, fácilmente nos daríamos cuenta no solo de su condición por la enfermedad, sino de su estado emocional, con la autoestima por los suelos, humillada, sin casi amistades por su condición, en fin una forma de vida muy triste.

Dice la Biblia en Marcos 5:27 cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. 5:28 Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. 

Era una gran multitud la que seguía a Jesús, pero ella se hizo lugar en medio de la multitud que lo apretujaba y se arrastró prácticamente para tocar el borde del manto de Jesús y enseguida quedo sana.

Elle tuvo fe, menguo para acercarse a Jesús en humildad y toco el borde del manto creyendo que iba a hacer sana, recibió esa sanidad que seguramente había anhelado durante esos doce años, esperanzada cada vez que visitaba un nuevo medico sin encontrar una respuesta a su necesidad.

Así podemos estar muchos hoy en día, no padecemos un flujo de sangre, quizás otra clase de enfermedad o sufrimientos personales o familiares de muchas clases, nuestros hijos pueden estarse perdiendo en la droga, en el alcohol, siendo abusados y maltratados o quizás padeciendo alguna clase de enfermedad sin encontrar una solución al problema.

Pero hay esta Jesús para responder a la necesidad, en medio de esa multitud que lo sigue persiguiéndolo para que supla su necesidad, podemos tocar el manto y él lo siente como lo sintió cuando aquella mujer lo toco para ser sana, porque el sintió que poder había salido de él, ese poder sanador que solo Jesús puede dar.

Los discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta, y dices: ¿Quién me ha tocado?  Y ella temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad.  Y Jesús le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote.

Jesús no solo la sano, sino que le dijo que su fe la había hecho salva, obtuvo la salvación como la podemos obtener todos hoy en día gracias a Jesús y su sacrificio en la cruz del calvario por todos y cada uno de nosotros.

¿Cuál es tu necesidad hoy? Jesús te está esperando para darte ese milagro de fe que necesitas en tu vida.

http://www.youtube.com/watch?v=XPqzAvsfKEA