La verdadera felicidad

Donde vamos a encontrar la felicidad y cual es la verdadera felicidad del hombre?


Todos queremos vivir felices, sin problemas. Anhelamos encontrar la verdadera felicidad y queremos siempre estar contentos. Esto no es posible, debido a que la felicidad es in estado momentáneo de bienestar que nos llena de alegría y generalmente es pasajero.

No podemos estar sin inconvenientes, disgustos y alguna clase de molestia. Algunos contratiempos son fáciles de manejar, otros conllevan muchas dificultados y en ocasiones no se resuelven a corto plazo.

Si vamos a la Biblia en Mateo 5 del verso 1 al 11 nos habla Jesús y las bienaventuranzas, de todos los cristianos conocidas. Nos dice la manera perfecta de estar en paz y vivir una vida fructífera en el espíritu. De una manera simple Jesús explico que debemos ser bienaventurados si tenemos esas necesidades, porque ellas van a ser suplidas y llenadas en su momento.

En realidad los seres humanos somos de una complejidad muy difícil de entender para muchos, debido al pecado que habita en nuestras vidas. Como cristianos no practicamos el pecado,  esto quiere decir que no debemos dejar que el pecado se asiente en una forma permanente en nosotros de manera tal que termine cauterizando nuestra conciencia. Pecamos porque somos humanos, pero debemos limpiar nuestros pecados delante de la presencia de Dios lo más rápidamente posible para no contristar al Espíritu Santo que habita en nosotros.

Muchas veces la inconformidad se apodera de nuestras vidas impidiendo que podamos ver la gracia de Dios que se derrama constantemente en nosotros. Las manifestaciones de Dios gracias a que vivimos delante de su presencia son muy grandes, recibiendo bendiciones que muchas veces no son valoradas en su totalidad.

En ocasiones no tenemos vista espiritual y solo vemos lo material, lo económico. Dios quiere que seamos prosperados,  en 3 Juan 1:2 Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. El apóstol Juan dice claramente quiere que sea prosperado el amado Gayo en todo, el es un hermano en Cristo muy querido por él. 

En varios versículos bíblicos vemos personajes pidiendo prosperidad a Dios y a Dios dando promesas de prosperidad. Y la prosperidad va unida a la felicidad del hombre en muchas ocasiones o a la amargura y malos sentimientos en otras.

La prosperidad de la que nos habla Dios es como la que desea el apóstol Juan al amado Gayo. Una prosperidad espiritual integral. Esto quiere decir que tenga todo lo necesario y quizás algo más, si son los deseos de su corazón, una prosperidad llena de salud para poderla disfrutar de lo que Dios pone en nuestras manos, dice en proverbios 10:22  La bendición de Dios enriquece y no añade tristeza con ella.

Entonces donde vamos a encontrar la verdadera felicidad y cual es nuestra felicidad en esta tierra. La encontramos en el Señor, en su palabra, en lo agradecidos de corazón que seamos con Él, en los momentos de alegría que tenemos en nuestras vidas por los motivos que sean, descansando en Él a pesar de las dificultades, las tristezas, el dolor que nos puedan causar las demás personas, los avatares de la vida diaria, las guerras, la escasez, las enfermedades y muchas cosas que roban la alegría de nuestras vidas.

La fortaleza viene de Dios, de su conocimiento, de caminar día a día con Él, sin importar el lugar en que nos encontremos debemos dar nuestra mejor adoración a Dios. No es solo decir "yo creo", "yo voy a la iglesia", "yo amo a Dios". Debemos saber que todos los días aprendemos algo nuevo de Dios, si tenemos la disposición de corazón para escuchar su voz.

Nunca terminamos nuestros camino como cristianos, ese camino termina el día que nos morimos. Mientras estamos en la tierra tenemos siempre cosas que hacer, deberes que cumplir, personas que amar, que tolerar en ocasiones, debemos servir, predicar la palabra y....

Encargarnos de nuestro crecimiento personal, de vivir una vida no únicamente agradable a Cristo, sino también a nosotros mismos. Puede parecer difícil, porque somos muchas veces como el pueblo hebreo, con un espíritu de esclavitud que nos impide ver la libertad que nos da estar en Cristo. Primero querían ser libres de la opresión de faraón y cuando eran libres, las dificultades los hacían añorar esa esclavitud de la cual fueron libertados.

Estaban acostumbrados a la servidumbre, a que los alimentaran con los peores alimentos, lo que sobraba, los golpearan y los hicieran trabajar de sol a sol sin descanso. Cuando tuvieron la libertad de ir a la tierra prometida o quedarse donde quisieran y comenzar una vida abundante con el respaldo del creador, no sabían administrarla y como el ganado que busca la seguridad del corral, querían regresar a Egipto.

Así el hombre que no deja su inmundicia y es libre del pecado. Dice que anda en busca de la felicidad, sin apartarse de lo malo, del pecado, de la muerte espiritual y eterna, que da el no tener a Jesús en nuestras vidas como Señor y Salvador personal.

Una vez leí un cuentecito que hablaba de un rey que trataba de encontrar al hombre más feliz sobre la tierra, debido a que estaba enfermo y le dijeron que debía ponerse la camisa de un hombre feliz, cuando encontraron a dicho hombre no tenia camisa.

Lo que hace feliz a unos, no hace feliz a otros. Por esta razón debemos encontrar la tranquilidad de espíritu que necesitamos para vivir una vida fructífera, llena de motivaciones, recibiendo lo que Dios tiene para nosotros y renunciando a aquellas cosas que nos son esquivas y no traen alegría a nuestras vidas.

NO debemos dar lugar al diablo con nuestras actitudes, pensamientos y otras cosas que se roban la paz mental del cristiano. Especialmente con la tecnología que quiere ocupar el lugar de nuestros afectos con toda clase de artimañas. 

El tiempo ya no nos pertenece la mayoría de las veces. Siempre tenemos ocupaciones mas importantes que las personas y que el mismo Dios cuando estamos frente a la pantalla de un ordenador o de una tablet, un teléfono móvil o una pantalla de vídeo juegos.

Nos olvidamos del mundo y de todo lo que existe cuando estamos usando estos aparatos y no queremos que nos distraigan debido a que es lo más importante en el momento.

Estamos dando lugar al diablo cuando nos encerramos en nosotros mismos y utilizamos demasiado tiempo la tecnología. Los problemas crecen y se salen de cauce a nuestro alrededor, pero la indiferencia nos invade, porque la distracción es más importante que todo.

Damos lugar al diablo cuando tenemos y hacemos cosas que no están en el orden del Señor. Debemos huir de las personas que nos alejan de Dios, que con sus diversiones y su vida desordenada nos contaminan, huir de todo aquello que daña nuestra vida cristiana.

Esto no quiere decir que no podamos disfrutar de diversiones sanas, de amistades para compartir y de cosas materiales que tenemos y por las cuales debemos dar gracias a Dios. El equilibrio lo encontramos en Dios, en nuestra vida espiritual abundante, en la dependencia que tengamos de Él y su palabra.

¿Has sentido que tu caminar en Cristo no es lo que esperabas y no encuentras las razones? ¿Tratas de encontrar la felicidad y paz necesarias sin obtenerla? Estas y muchas más inquietudes tenemos todos, si perseveramos y nos agarramos de la misericordia y amor de Dios, vamos a obtener respuestas.  

Cuando emprendemos una labor tenemos que comenzar de cero, si vamos a ordenar un gran desorden; debemos comenzar a organizar poco a poco, para encontrar lugar a cada cosa y que quede de un manera fácil de encontrar y utilizar todo lo que hay en el lugar. 

Así para Dios no es fácil poner orden al desorden que es nuestra vida cuando lo conocemos. El tiene paciencia y nos espera en muchas circunstancias para que no solo ordenemos, sino que también sanemos de todo lo que hay en nuestro corazón.

Apropiate de este versículo en Josué 1:8 Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.

Dios te bendiga