La autoridad y sus limitaciones

                            

                      La autoridad ejercida por el hombre


Autoridad tiene varios significados y las personas le dan diferentes connotaciones. En resumen autoridad es los derechos que ejerce una persona en nombre de una institución, empresa o a titulo propio. Cuando las personas o instituciones de cualquier tipo, tienen cualidades, calidad y buenas competencias podemos decir que tienen autoridad.

Las personas dicen la autoridad no se obliga, la autoridad la tiene una persona por su capacidades y cualidades. Denota autoridad. Debería ser así, pero no es así por muchas razones y sabemos que una de las principales razones es la carencia de valores, para aceptar que una persona tiene autoridad por merito propio. Esto puede ser gracias a su conocimiento, a sus capacidades, calidad humana y quizás otras cosas que la hacen sobresalir, pero no es reconocida por razones carnales.

Estas situaciones limitan la autoridad de algunos ministros de Dios, de personas que tienen un lugar en la cadena de mando de un país, de una institución, empresa y otras circunstancias como las familiares en las que la rebeldía de algunos de los miembros de la familia que no reconocen la autoridad y sabiduría de los mayores creando contiendas y rencores.

Esto es bíblico. Vemos que la autoridad de Jesús no era reconocida por los fariseos y otros grupos de su tiempo. Actualmente la Biblia que es la palabra de Dios es desechada y no se acepta en muchas ocasiones su autoridad y sabiduría para ser enseñada; seguida por los hombres.

Cuando no conocemos la deidad de Dios, su omnisciencia y omnipresencia y rechazamos sus enseñanzas, tenemos una autoridad mundana que pervierte el corazón de los hombres. La palabra de Dios nos enseña y dice que 2 de Timoteo 3:16-17 -Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17- a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.

Cuando no reconocemos la autoridad de Dios en nuestra vida, sin permitir que Jesús sea nuestro hermano mayor e intercesor ante el Padre, con nuestro paracleto el Espíritu Santo, no tenemos autoridad y estamos interviniendo de manera inexacta en la vida de las demás personas.

Cuando la verdad de Cristo llena nuestra vida.  Recibimos revelación estudiando las sagradas escrituras y tenemos la sabiduría necesaria para tomar decisiones que ayuden al buen vivir cristiano.

La autoridad de Dios en sus ministros muchas veces es rechazada, así mismo la autoridad que quieren ejercer las personas que conocen y saben las situaciones que se presentan en la vida familiar y entornos donde vivimos los cristianos.

La oscuridad rechaza la Luz. Dice en Juan 3:19 Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.

No es fácil amar la luz, aceptar con claridad las circunstancias de las personas que están en oscuridad. Quitar la oscuridad de nuestro corazón, aceptando que somos pecadores. Aun en nuestra integridad queremos ser aceptados y no rechazados, por estas mismas ganas de aceptación debemos tener cuidado de no perdernos en el mundo y la carne.

Aprender a renunciar a personas que amamos, a derechos, aun a vicios no es fácil. Y cuando hablamos de vicios no hablamos de vicios de alcohol, drogas o vicios que dañan la vida de los que los tienen. Nos referimos a cosas que pueden parecernos sanas o que todo el mundo las usa, como algunas redes sociales, juegos en internet y otras cosas que desagradan a Dios.

Los limites los debemos tener cada uno de nosotros como cristianos. Creemos que es difícil y si lo es, cuando no estamos llenos de Dios. Esa llenura viene de escuchar y leer su palabra, santificarnos de diferentes formas para poder imitar a Jesús, atrayendo a los pecadores sin contaminarnos con sus pecados.

Jesús demostró su autoridad en muchas ocasiones, no solo cuando callo la tormenta o saco a las cambistas del templo con látigo. Jesús sudaba y denotaba autoridad en todo momento. Ejemplo de ello era cuando se comportaba con humildad en las situaciones más complejas a la espera de resolución de esas situaciones o circunstancias.

Jesús fue humillado, pero el no se humillo ante ningún hombre y mucho menos ante Satanás. Esperaba con paciencia para corregir lo malo, demostrar que tenía razón y ayudar al necesitado. 

El sanaba enfermos, echaba fuera demonios, levanto muertos. Humanado como cualquier otra personas, tenia necesidades que quebrantaba delante de la presencia de su padre, con oración especialmente.

Acudía indefectiblemente a su padre y era obediente. Su obediencia iba más allá de cualquier rebeldía que pudiera sentir. Tenia una misión que cumplir como la tenemos los hijos de Dios en todos los tiempos.

Nuestro mayor ejemplo en la Biblia es Jesús, su carácter y sus enseñanzas. Su amor por la humanidad entera. En Juan 6:38 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. El deleite de Jesús era hacer la voluntad de su padre y así debe ser nuestro deleite obedecer a Dios.

¿Has pensado la voluntad de quien haces? Debes saber que la rebeldía no es Dios. ¿Reconoces las autoridades puestas por Dios en tu entorno o estas lleno de dudas? ¿Cómo puedes estar seguro de que haces la voluntad de aquel Dios que te llamo para su servicio y al cual predicas? Estas y algunas otras preguntas deberían estar en nuestra mente para presentarlas a nuestra padre amado para obtener las respuestas adecuadas.

Dios te bendiga