La falta de credibilidad afecta al cristianismo

¿Qué esta afectando la credibilidad del cristiano?

Estamos en crisis mundial por la pandemia del coronavirus, hay una cantidad de noticias alarmantes en diferentes partes del mundo. Estos hechos desestabilizan las emociones de las personas, causando un estrés que afecta la salud física de diferentes formas. 

Han salido a relucir enfermedades que se puede decir que eran desconocidas para muchos de nosotros, debido a los efectos secundarios del coronavirus en sus distintas cepas; que se manifiesta como dolencias en ocasiones de una forma grave.

Sumado a esto las congregaciones han tenido que cambiar de modo drástico la manera en que se manejan los servicios, las reuniones de oración, ayunos y disciplinas practicadas por la iglesia de nuestro señor Jesucristo para la extensión del evangelio. 

Aunque esto debió unir al cuerpo de Cristo, sucedió lo contrario. Se han desintegrado ministerios, las personas se han llenado de temor y se han ido alejando unos de otros. Aunque la fe en las pruebas ha sido fortalecida, no se ha podido mantener una hegemonía que nos mantenga como pueblo insigne del evangelio que fuimos en otros tiempos. 

En las redes sociales hacen burlas con nuestras alabanzas a Dios y una serie de hechos que nos hacen recordar en aquellas palabras que dice la Biblia en Hebreos 12:14 Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.

No veremos a Dios si seguimos contaminando nuestro diario vivir y utilizando cada vez más los recursos mundanos. Llenando nuestros sentidos con todas las cosas que hay a nuestro alrededor, llevándonos por un camino muy distinto al que Dios tiene para nosotros.

Proverbios 19:27 Cesa hijo mío, de oír las enseñanzas que te hacen divagar de las razones de sabiduría. Sabias palabras que traducidas o parafraseadas nos dicen que mantener trato con personas no cristianas, tener demasiado contacto con música, películas, y medios actuales de información como el internet, redes sociales y más, pueden desviarnos de nuestro camino cristiano.

Buscar diversiones que usualmente practican en el mundo, es una de las causas para que los cristianos pierdan su credibilidad. Especialmente la juventud que esta ávida de nuevas emociones y diferentes actividades que hacer. Piensan que el mundo esta en sus manos y que pueden alcanzar con facilidad ciertas metas, cuando en realidad están alejados de la palabra de Dios.

Podemos imitar o sacar enseñanzas de las cosas buenas que observamos en las personas que están en el mundo; adaptándolas con el debido respeto a las sanas costumbres cristianas.  

Lo que no debemos ni podemos hacer es salirnos del contexto cristiano para enseñar cosas que en nombre de la modernidad y los nuevos tiempos queremos aplicar a las congregaciones.

La moda siempre a ido y venido; también en la iglesia hay modas que imponen los diferentes grupos. Esto en si no es malo, lo malo es cuando como dije anteriormente  nos salimos de contexto o del cumulo de condiciones que comprenden los hechos en la palabra de Dios.

1 Corintios 15:33 No erréis, las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres. Esto es un hecho hasta para las personas totalmente consagradas a Dios. 

Cuando tenemos relaciones de amistad o familiares que no tienen buenas costumbres en su forma de hablar y estamos constantemente compartiendo de nuestro tiempo con ellas; acontece que sin querer vamos adquiriendo una misma forma de hablar y se nos salen palabrejas que no edifican.

Debemos ser imitadores de Jesús, él se juntaba con pecadores, sin pecar. Quería dar a conocer las buenas nuevas de la salvación y los apóstoles no eran diferentes a cualquier otra persona contumaz y pecadora de la actualidad. Jesús llego a sus corazones y comenzaron el camino de santificación que debemos seguir todos.

Nosotros somos hijos del Dios altísimo, con su ayuda y la del Espíritu Santo podemos imitar a Jesús sin pecar como lo hizo el humanado, mientras aprendemos a rechazar pensamientos y palabras que no edifican y dañan nuestro testimonio.

Necesitamos mantener la limpieza de nuestra mente y cuerpo en todas nuestras actitudes. el apóstol Pablo exhortaba a los corintios de la siguiente forma 1 Corintios 11:1 Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.

Cuando el apóstol Pablo dijo estas palabras, quería decirles a los de la iglesia de Corintios que si les era difícil entender la forma en que debían manejarse; lo imitaran a él que era un fiel seguidor y representante de nuestro señor Jesucristo.

Aplicándolo a nosotros, debemos ser imitadores de aquellas personas que tienen una buena manera de vivir cristiana, sin adulaciones, modernismos exagerados y que predican una palabra clara y santa como la de la Biblia.

Si pensamos que podemos añadir o quitar a lo que Dios enseña en su palabra, estamos errando, somos faltos de sabiduría. Todo pasara menos su palabra.

Y así como parecía a los hebreos difícil de cumplir las leyes y normas que Dios dio en el monte Sinaí, recordemos que es por gracia y que estamos siendo justificados no por nuestras buenas obras, sino por la preciosa sangre de Jesús.

Si corregimos, debemos hacerlo con amor. Ninguna corrección da alegría, generalmente no queremos aceptar ser corregidos. Dice en Hebreos 12.11 Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.

Nuestros padres en la tierra nos corrigen y disciplinan durante el tiempo que estamos a su cobijo en crecimiento. Es una situación de la que nos liberamos cuando nos independizamos, especialmente cuando de economía se trata.

Cuando somos hijos de Dios nunca nos vamos a ver en total libertad. Y su disciplina nos alcanza debido a que es una forma en que nos prepara no únicamente en la tierra, sino también para la eternidad. 

Aunque debemos recordar que nunca debemos dudar de su amor por nosotros. Como dice en el salmo 27:10 Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo Jehová me recogerá. Bella promesa que nos recuerda que Dios siempre esta con nosotros, en todos los momentos buenos o tristes de nuestra vida.


Dios te bendiga


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