¿Cómo dar? ¿A quien dar? ¿Qué dar?

 ¿Qué dice la biblia acerca del dar?

Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. 2 Corintios 9:7

Sabemos que Dios nos ama cuando damos y también cuando no damos. El dador alegre tiene la certeza de que Dios lo ama, porque el ama al dador alegre. Si damos como lo pensamos en nuestro interior, de manera espontanea, sin pensar en lo que podemos hacer si no damos, sin entristecernos porque tenemos apego especialmente a las cosas materiales es algo maravilloso, debido a que complacemos el corazón de Dios con nuestras actitudes.

Como humanos casi siempre estamos condicionando nuestras actitudes, especialmente cuando involucra a otras personas. No actuamos libremente en muchas ocasiones por este condicionamiento a que estamos acostumbrados.

Damos humanamente cuando amamos a una persona o personas en particular. Tendemos a tener una asociación en amar y dar. Los padres a los hijos, los hombres a las mujeres, las mujeres a los hombres y así encadenamientos por costumbres o por amor.

Esta es una de las razones principales por las cuales no sabemos dar. Aunque no merezcan que les demos, aunque nos rechacen, nos irrespeten y muchas cosas más seguimos dando muchas veces a esas personas que no merecen que les demos , debido a que sentimos un amor irresponsable que nos impide pensar correctamente y escuchar los concejos de Dios en su palabra.

Algunos padres creen que darle lo mejor a los hijos es comprarles cosas costosas, darle estudios que sobrepasen su economía, ropa de marca, zapatos y toda una serie de tecnología, cosas materiales que no aprovechan y que si dañan el libre desarrollo de la personalidad.

"Me contaba un joven taxista que su mamá desde muy niño y cuando todavía no trabajaba le compraba de todo. Ella era madre cabeza de familia y el era su único hijo. Estudiaba poco y nada, ni siquiera alcanzo a terminar la secundaria. Todo esto aconteció porque el niño y después adolescente carecía de motivaciones para querer tener alguna clase de logro académico. Por lo que se quedo a mitad de camino, pudiendo llegar a ser un joven profesional con grandes metas."

Debemos proponer en nuestro corazón dar acertadamente, ser sembradores de cosas buenas. Sembrar el orden, la responsabilidad, el respeto, el amor y todas las buenas cosas que hacen verdaderamente felices y agradecidos a todos.

Cuando damos mal, no vamos a recibir como esperamos. Siempre escuchamos que hay que dar sin esperar nada a cambio y eso es una gran mentira. Hay una ley de siembra y cosecha. Si sembramos una semilla en la tierra, la regamos y esperamos pacientemente, muy seguramente crecerá lo que sembramos.

Si sembramos papas, vamos a recoger papas y no patilla o melones. Así cuando sembramos cosas buenas en personas que tienen un corazón de carne, en su momento vamos a cosechar igualmente cosas buenas.

Si a lo largo del nacimiento y crecimiento de nuestros hijos nos esforzamos en su crianza; llegara el día en que veremos ese gran fruto que son ellos. Aunque Satanás quiera robarse nuestros hijos, de antemano esta vencido. En el Salmo 127:3 He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre.

Este verso nos dice que nuestros hijos son la herencia que Dios nos concede y es un fruto apreciado, valorado, no desechado. Una promesa tan hermosa como solamente nuestro Dios da.

No debemos quedarnos en el dar a nuestros hijos y familiares. Debemos dejar que Dios y su santo Espíritu nos guíen en el dar. Únicamente no damos económicamente.  Aunque llegar en ese momento preciso en que necesitamos es una gran bendición, debemos valorar los esfuerzos que hacemos todos de diferentes formas.

Cuando enfermamos y tenemos una mano amiga que nos ayuda, acompaña y bendice con sus oraciones es lo mejor que nos puede acontecer en ocasiones. En las pruebas, tener la compañía y el apoyo especialmente de nuestros hermanos en Cristo es muy reconfortante y fortalecedor.

En las alegrías, cuando compartimos con todos aquellos que amamos, nos ayuda a tener una perspectiva más completa de lo que es la familia.

Lo que más alegría da, es sentir el agradecimiento que recibimos de las personas a las que ayudamos. Un agradecimiento transformador, sin palabras la mayoría de las veces, pero manifestado en el buen trato y amor que aceptamos de aquellos que reciben de nosotros.

Esperamos la retribución del amor, de muchos pequeños detalles recíprocos que nos ayudan a seguir dando y amando. Porque debemos recibir alimento, como las plantas requieren del sol, la lluvia y la tierra donde están afirmadas sus raíces, también las personas requerimos alimento para no secarnos hasta morir.

Cuando tenemos relaciones constantes con el egoísmo, el rechazo, el alejamiento y mucho más, es mejor alejarnos para no contaminarnos. Así no  llenar nuestro corazón y pensamientos de resentimientos. 

Cuando una mujer o un hombre tiene una relación desigual, en el que uno da y el otro solamente recibe. Ocasionalmente da como si hiciera una concesión, porque hace sentir al otro que es más importante y que tiene más merecimientos, la relación no prospera y se está creando rencores, raíces de amarguras y mucho más.

Igualmente acontece en toda clase de relación, sea de pareja, de amistades, familiares, de trabajadores y así sucesivamente. Cuando las relaciones son abusivas, interfieren con el libre derecho de cada uno, cuando no respetamos, no tenemos en cuentas las leyes espirituales que Dios nos da, no hay reconciliación y paz.

Cuando nos saltamos los escalones de la vida, cuando queremos mandar a nuestros padres, maestros, adultos en general, ocupando su lugar y el lugar de Dios. Debemos saber que no podemos recortar nuestra cruz y al momento de cruzar si la hemos recortado; no vamos a poder cruzar la cima que nos separa de Abraham.

Debemos ser humildes o depender de nuestras propias fuerzas para salir adelante en la vida. Para vivir en libertad nuestra vida, debemos ser independientes económica y espiritualmente.  Aun cuando siempre hay obligaciones que la sociedad y las leyes nos exigen realizar, siendo en ocasiones difíciles de cumplir por tanta familia disfuncional y dividida que encontramos a cada paso.

Termino compartiendo el versículo en Lucas 6:38 Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.

Dios te bendiga y felices fiestas