Mendigos o dadores alegres

¿Quien eres tu en Cristo un mendigo  o un dador alegre

Lucas 6:38 Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.

Escuchamos predicar tantas cosas sobre el dar, que muchas veces nos confundimos y hasta pensamos en la exageración conque están pidiendo algunas congregaciones. 

La preocupación de todos ahora mismo es atesorar, guardar recursos para los días que estamos viviendo y no sabemos con exactitud cuando vamos a salir de esta pandemia que nos afecta a todos. 

En esta crisis mundial estamos luchado contra una guerra desconocida hasta ahora para la mayoría de personas, especialmente las más jóvenes. Otros sabemos lo que es una guerra por haber leído sobre ella o porque algún familiar paso por alguna guerra, escucho las historias y hechos acontecidos en medio de ella. 

Lo importante de esta situación actual es que debemos tener nuestra esperanza en Dios y saber que debemos dar. No detengamos nuestra mano de dar, debemos dar con sabiduría.

Algunas personas critican a pastores que hablan por Internet y dan un numero de cuenta para que den sus diezmos y ofrendas las ovejas de sus congregaciones. No sabemos con exactitud sus razones, las conocen ellos y Dios, hay que pagar servicios, compromisos adquiridos en ocasiones contando con la congregación, como ha podido ser agrandar el templo, materiales de trabajo para las predicas y enseñanzas, muchas cosas se necesitan para al extensión del evangelio, en algunos casos salarios. Los ministros de Dios no viven del aire y la biblia respalda esta palabra. 

Dar con sabiduría es saber que hay muchas personas necesitadas y si las conocemos personalmente, es bueno en la medida que podamos ayudar hacerlo; sin perjudicar nuestra propia economía.

En el lugar en que nos encontramos, seamos de la élite que no tiene necesidades y le sobran los recursos o en medio de lugares donde hay pobreza o quizás abundancia sin exageraciones; hay que dar.

La salvación es por gracia, un regalo de Dios para sus hijos, para los que recibieron y reciben a Jesús como Señor y salvador personal. Las obras son la consecuencia de este estado de gracia en el que estamos como cristianos bendecidos por Dios.

Hay necesidad de alimentos y muchas cosas más en todas partes. El pueblo de Dios no es la excepción y necesita recursos, recursos que muchas veces algunas personas creen que deben venir de las congregaciones. Si es así en la medida que seamos llenos del Espíritu Santo de Dios y tengamos para dar.

No debemos ser mendigos. Ser mendigos es pedir sin tener necesidad, cuando estamos esperando siempre recibir cuando se tiene la energía para trabajar de alguna forma y obtener los recursos que se necesitan. No ser mendigos quiere decir que solicitemos ayuda cuando tenemos una necesidad real y podemos esperar recibir.

En ocasiones somos mendigos espirituales, esto abarca una gran gama de sentimientos y emociones que nos guían a apoyarnos en las personas que son más fortalecidas espiritualmente que nosotros. Una persona muy fortalecida en Dios, es aquella que tiene una serie de capacidades para buscar y encontrar a Dios, esto la ayuda a permanecer en Dios y su palabra sin un aparente esfuerzo.

Para llegar a este estado de fortaleza espiritual, debemos tener practicas espirituales constantes que nos ayudan a mantener una relación de amor y apoyo en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo y con Dios.

Solo Dios puede restaurarnos en nuestro día a día, si continuamos llenándonos de su palabra y como dice en el libro de Juan 15:1 Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. 2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. 3 Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. 4 Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. 

Si permanecemos en Dios el permanece con nosotros, el va a suplir toda necesidad, va a ayudarnos a soportar las pruebas, nos acompaña y no nos desampara. Nuestra fe debe estar siempre en Dios, no es fácil, sabemos que como humanos nuestra fe falla en ocasiones, pero si perseveramos en el Señor y no nos soltamos de su mano, muy seguramente vamos a ver su gloria resplandecer en nuestras vidas.

Por esta razón aquellos cristianos que están llenos de la palabra y fortalecidos por su Santo Espíritu y puestos sus ojos en Jesús autor y consumador de la fe, no se dejan timar por el diablo y por personas que tienen doctrinas falsas. Saben que guiados por Dios y su palabra cuando dar y cuando abstenerse de dar. Cuando dudamos en el dar, debemos consultar a Dios y su palabra, Dios tiene sus ministros y su obra, el representante de Dios en la iglesia es el Pastor o pastores, es el varón de Dios para explicar su palabra y debe explicarla de forma clara, como un maestro a su alumno.

Recordemos que en 1 Pedro 2:9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; y de que modo podemos también demostrar nuestro linaje real, nuestro sacerdocio santo? Sirviendo a Dios en todo tiempo, en la llenura y en los tiempos de escasez también.

Cuando damos, estamos abriendo puertas de bendición, recibimos más abundantemente de lo que esperamos como dice en Lucas 6:38, medida rebosante de lo apretada y remecida para que quede bien ajustada y quepa más, llegaran a nuestras manos de forma que no tiene explicación muchas veces.

Cuando retenemos, cuando somos demasiado cautelosos para dar, cuando hacemos acepción de personas para dar y muchas otras cosas pre-juiciosas que llenan el corazón humano, dejamos de llenar el tazón de nuestra propia bendición y vamos a encontrar tropiezos en muchas cosas materiales y espirituales.

Es una ley de siembra y cosecha, si se siembra en buena tierra vamos a cosechar con mucha abundancia. Como los árboles frutales en su mejor momento, si no repartimos la cosecha se pierden muchos frutos. Por eso si sientes en tu corazón dar, da.

Recuerda que los pobres y necesitados ciudadanos de cada país son responsabilidad del gobierno. No tenemos porque salvar las ciudades, con lo poco o mucho que tengamos para dar y lo demos, es suficiente. La obra es de Dios, no debemos desesperarnos porque no tenemos para dar o porque no podemos ayudar a tantas personas en necesidad. 

Dios le dio a cada persona una labor y excedernos no nos ayuda a nosotros ni a nuestras familias, Debemos actuar con cordura y tampoco desesperarnos queriendo tener demasiadas provisiones que quizás no utilizaremos y hasta se pueden desperdiciar.

La mejor ayuda es la oración y la obediencia. Obedecer las leyes terrenales es un deber del cristiano. ¿Te has preguntado como puedes ser de ayuda para tu comunidad?¿Quieres ayudar efectivamente a tus hermanos en Cristo y a todos aquellos que conoces? Ayudar es una medicina, el espíritu de servicio es agradable a Dios y de mucha bendición en las comunidades. 

Dios te bendiga