La prosperidad económica casi siempre trae escasez espiritual

Las riquezas materiales y su administración

19 No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a robar. 20 Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar. 21 Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.                MATEO 6:19-34

Es necesario el dinero para poder sobrevivir y para vivir con dignidad debemos tener unos ingresos que superen nuestras necesidades económicas o por lo menos que nos ayuden a salir adelante mientras encontramos esa fuente de sustento que nos aleje de las preocupaciones monetarias.

Cuando padecemos escasez económicas el tiempo nos sobra para adorar a Dios y entrar constantemente en su presencia. Lo alabamos con alegría y queremos hacer la obra del Señor en muchas menaras, al mismo tiempo que tenemos la esperanza de que el va a suplir nuestras necesidades en el momento oportuno.  Dios y su servicio es una forma forma de vida que nos ayuda a salir adelante con alegría o quizás momentos de decaimiento y así un día con otro vamos sorteando las dificultades de todo tipo que se presentan.

Hasta que finalmente obtenemos la bendición anhelada. Pero en medio de todo ese largo tiempo en que hemos esperado para que Dios nos libere y nos ayude a encontrar paz en medio de todas las pruebas y desierto por el que pasamos. Dios ese Dios poderoso, que adoramos y alabamos ha tratado de una manera muy personal con nosotros.

Como a una alfombra que necesita ser lavada y hasta reparada en ocasiones, sacudida en otras para que suelte la tierra y el polvo que se ha ido acumulando en ella, Dios ha hecho con nosotros algo parecido, llevándonos por un camino de perfeccionamiento y santificación para ser esos vasos útiles que el puede usar para su honra y gloria.

Cuando nos negamos a ser tratados y nos devolvemos o seguimos con cierta indiferencia en la obra de Dios, ya estamos siendo bendecidos, vamos a seguir hay en la misma circunstancia o situación o quizás salgamos de ella con la misma indiferencia conque llevamos el evangelio de Cristo. La prosperidad no se ve, pasan los años y las personas siguen la misma vida de necesidades con algunos pocos cambios.

Donde está nuestro tesoro esta nuestro corazón. Debemos preguntarnos cual es nuestro tesoro real. Ese tesoro que guardamos y que protegemos con tanto amor. ¿Es nuestro tesoro material o espiritual? ¿Esta fundamentado en lo bueno, puro y santo de Dios? ¿O quizás en nuestra carnalidad y avaricia de corazón?

Mateo 6:33-34 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal. Estos versos nos instan a tener una total confianza en Dios y a crecer espiritualmente por medio de valores, ya que Dios sabe de que tenemos necesidad. Todo este capitulo nos da exhortaciones para evitar el afán de andar tratando de encontrar lo material, el vestido, los alimentos y demás.

Es innegable que debemos ser previsivos y precavidos en el manejo de nuestros bienes materiales, sin estar preocupándonos y tratando de atesorar cada vez más para guardar y asegurar un inseguro futuro. Recordemos la parábola del hombre rico que quería atesorar sus bienes y dice en Lucas 12:19 y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. 20 Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?

Cuando creemos que hemos alcanzado una meta y queremos regocijarnos y guardar para vivir deleitándonos en los bienes materiales; no tenemos idea de cuanto va a durar ese deleite y si en verdad es lo que debemos hacer.

Es muy bueno no tener preocupaciones económicas, bueno poder disfrutar de las muchas y variadas cosas materiales en las cuales podemos gastar dinero. No es malo tener una prosperidad económica para vivir sin ninguna preocupación. Lo malo de ello es tener nuestro corazón puesto en esas riquezas. Nadie que esta cómodamente  sentado quiere ser removido de su sillón de comodidad, aunque a veces es necesario para poder visualizar las bendiciones que tenemos y que no sabemos manejar en ocasiones.

Dios nos insta a ser sabios, buenos administradores de su gracia. Tener corazón agradecido y muchas otras cosas que complementan el tener una sana economía en estos tiempos tan cambiantes y llenos de falta de salud por el virus de todos conocido.

No olvidemos las misericordias de Dios para con nosotros y no creamos que no necesitamos estar a sus pies en humilde adoración porque tengamos unos pesos en el bolsillo que nos da poder económico. Lo económico se acaba, más el amor de Dios y la salvación son eternos.

Daniel  2:21 El muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos.

Dios hace muchas cosas en su tiempo. Nos da la esperanza de la sanidad, de la salvación, de la bendición que nos llega de forma inesperada y maravillosa. No te olvides del necesitado, del amargado, del enfermo y de todas aquellas personas que necesitan una voz de aliento en este mundo tan convulso y lleno de maldad y pecado.

Es muy fácil cuando hay abundancia olvidarnos de Dios. Nos distraemos con las cosas del mundo y nos olvidamos de la oración, ya no es tan interesante pasar tiempo con Dios, su palabra y su servicio pueden pasar a un termino de olvido si no somos diligentes. Volvemos a caer quizás en la vida antigua de la que con tanto amor nos saco Dios, para estar con Él en lugares celestiales.

No cambiemos la gloria de la presencia de Dios, por las vanidades y banalidades del mundo que no aprovechan a nosotros ni a ninguna otra persona.


Dios te bendiga