¿A Quién sirves tu?

¿A quién crees que vino a buscar Jesús?

Jesús vino a buscar lo que se había perdido. A encontrar aquellas vidas que estaban lejos de Dios, pérdidas en el mundo y la carne. Dios lo envía para salvarnos de la muerte eterna, para darnos el mayor regalo que es la salvación y vida eterna.

Aquellos que como nosotros ya lo conocemos y le servimos, debemos estar prestos a escuchar su voz, a ser sensible a sus palabras. Hacer lo que el quiere que hagamos, no a vivir conforme a nuestros preceptos, sino que vivimos un cristianismo sano, santo, servicial y agradable totalmente a Dios.

Dice en el libro de Mateo 27 y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo;
28 como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
Aquellos hermanos que sirven únicamente a la iglesia, los que dicen no contaminarse con el mundo y los pecadores; no están cumpliendo la labor para la que Dios nos ha llamado.

Debemos estar seguros de nuestra posición en Cristo, en el Dios que hemos creído, en el Dios que nos rescato cuando estábamos muertos en delitos y pecados. Atraer al evangelio a los que no creen en la verdad de un Cristo vivo, no dejando que el mundo y sus afanes, nos separen de la presencia de Dios.

Aquellos cristianos que son engreídos de ser cristianos, están mal. Con sus hechos o quizás sus malas actitudes hacia las personas que desconocen la palabra y el verdadero Dios del que habla la biblia, impiden que estas personas lleguen a los pies de Cristo.

He conocido muchos hermanos en Cristo que rechazan a sus propias familias, vecinos y toda una serie de personas porque en su arrogancia mal llamada cristiana, ofenden a Dios con su falta de fe. Impidiendo que las personas vean a Cristo por medio de su testimonio. Diciendo que esas son personas reprobadas y muchas palabras que en vez de hacer la obra, atan y desautorizan el poder de Dios en las vidas.

En la Biblia hubo dos personas reprobadas y sin embargo, no porque Dios las rechazara, sino por su propia falta de arrepentimiento verdadero. Como cristianos debemos atar a nuestro corazón las promesas bíblicas sobre la salvación.

Dice en Hechos  30 y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?
31 Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.
32 Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa.
33 Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos.
34 Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios.

Por esta razón debemos guardarnos bien de pensar y más aun de expresar con nuestra boca que alguna persona en particular es reprobada. Debemos ser personas de fe y saber que mientras hay vida hay esperanza de que una persona, por pecadora o carnal que creamos que sea, puede ser salvada de la muerte eterna y recibir a Jesús como Señor y Salvador por la voluntad de Dios.

No es del que corre, ni del que quiere, sino de quien Dios tiene misericordia dice en Romanos 9:16.

Debemos vigilar nuestro andar diario, renunciar a las mentiras del corazón del hombre, que es engañoso como dice la palabra, solo Dios discierne sus intenciones y sabe de que padecemos o carecemos. Como cristianos debemos ser misericordioso y pedirle a Dios que transforme nuestra manera de ver a los que no están en Cristo.

Que aquellas personas que conocemos, así sea de verlas únicamente en algún lugar, sin saber su denominación; reciban nuestra cara agradable y saludo cordial, porque no sabemos que gran ministerio pueda hacer crecer un día el Señor en tales personas. Que con nuestros pensamientos y hechos las personas que desconocen a Dios y sus maravillas se sientan atraídas por nosotros, no que nosotros nos acerquemos a su vida en la carne apartandonos del camino trazado por el Señor.

El verdadero cristiano, el cristiano de poder no rechaza, ama, como Jesús amo al joven rico un día, a pesar de que no recibió la palabra que le daba en esos momentos. Sabemos que su corazón apegado a las riquezas de este mundo le impidieron seguir a Jesús, aún así Jesús no hablo mal de él, o dijo cosas indebidas, simplemente lo dejo marchar en su condición.

Nosotros como Jesús predicamos al que quiera y al que reciba, y también debemos saber que no es creer momentáneamente, debemos anhelar que aquellos que crean y reciban la palabra se afirmen, sean buena tierra, que la semilla que sembremos se arraigue en el corazón de estas personas.

Para eso se requiere tiempo, invertir enseñanzas, visitar, no desmayar, sin obligar y sabiendo que si somos dirigidos por el Espíritu Santo de Dios, es porque ya Dios está en el asunto. Un buen cristiano se hace, aprende, practica, pasa por momentos de prueba y desazón, tiene crisis de fe y de nosotros depende que esa palabra en la que estamos trabajando, acompañada de nuestras oraciones de intersección de abundante fruto para el Señor en su tiempo.

¿Crees tu que hay personas reprobadas? ¿Estás evangelizando con tu sonrisa y actitudes de bienestar y confianza en Dios y su obra? ¿Has pensado en renovarte emocional y espiritualmente, alimentandote diariamente leyendo una porción bíblica?

No debemos ser confiados en nuestros propios sentidos o pensamientos, debemos apoyarnos en el aprendizaje diario de la palabra de Dios. Acordandonos que nuestra fortaleza y valor vienen de Señor y no seamos sabios en nuestro propio entendimiento.

Dios te bendiga