La intolerancia y el camino fácil

¿Cual camino escoger?


Salmo 16:11 Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre.

Para todas las personas los caminos no son iguales. Algunas personas tienen una forma de ser tranquila, despreocupada, el camino más fácil es dejar las obligaciones para después, mañana o cuando ya no se pueda escapar y hay que solucionar estas obligaciones. Otra persona que es responsable, cumplidora y le gusta el orden, el camino más fácil es enfrentar las obligaciones sin esperar a que se conviertan en problemas difíciles de solucionar.

Cada cabeza piensa de una manera diferente a las demás, pero hay un orden para todo. Ese orden lo aprendemos en el hogar, en los lugares de estudio y hasta en las empresas para las que laboramos.

Cuando se esta aprendiendo en la vida tenemos maestros de diferentes clases. Un maestro no es únicamente el que esta al frente de un grupo de alumnos. Los maestros son todas aquellas personas que están al tanto de nuestra vida familiar, secular y cristiana para guiarnos y enseñarnos todas las cosas necesarias y de acuerdo a las capacidades que tenga ese maestro.

Desde el niño más rico y mimado hasta el más pobre aprende de acuerdo a los padres y escuelas en las que se estudie. (Recordemos que hay niños que crecen en medio de la nada familiar, en la calle, en manos de familiares que a veces llegan a ser indeseables y una variedad infinita de procederes que comprometen el entorno de todos).


Un gran porcentaje de lo que aprendemos se lo debemos a los maestros. La principal maestra en la vida de todos debe ser nuestra madre, seguida de las otras personas que tenemos en la familia. Cuando llega el tiempo de ir a la escuela o guardería, aprendemos lo que nos enseñan en ella, de acuerdo a lo que traigamos en nuestros genes, de lo aprendido en el hogar vamos a ser aventajados o desobedientes y un largo etcétera que los maestros van a ir demarcando en todos nosotros.


Dice en Proverbios 22:6 Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él. Vemos como estos proverbios se explican por si mismos. El niño bien instruido en su niñez aún cuando carezca de medios en sus años mozos no se apartara de la buena instrucción que recibió, y si se aparta volverá a ese buen camino.

También dice en Proverbios 29:15 La vara y la corrección dan sabiduría; Mas el muchacho consentido avergonzará a su madre. Quiere decirnos que si a tiempo disciplinamos a nuestros hijos y le damos de vez en cuando unos buenos correazos o azotes sera un hijo sabio, el exceso de consentimiento terminará por hacer que estos hijos tuerzan sus caminos y nos llenen de afrentas y vergüenzas.


En ocasiones y por diferentes circunstancias no se puede enseñar un camino bueno a las personas. Entendiendo por un camino no bueno aquel que lleva al desconocimiento de las normas de convivencia y valores que debe tener el ser humano. Sabemos que nuestro derecho termina donde comienza el de las demás personas.

Por estas razones debemos nacer de nuevo dice la Biblia. Para poder aprender lo que nos falto antes de reconocer a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador personal.

Es muy fácil para Dios hacer como un mago y que olvidemos lo malo, nos convirtamos en santos y se acaben los problemas. No se puede, no somos autómatas, no somos robots, somos seres humanos pensantes, con emociones, alma, cuerpo y espíritu. Lo que Dios quiere es una renovación, nacemos de nuevo a la santidad, al perdón y a todas las cosas buenas y agradables que Dios tuvo desde el comienzo de los tiempos para todos los hombres.


La forma de renovarnos es llevarnos al conflicto personal, a la malas manera de vivir y comportamientos que tenemos y que no son los correctos. Podemos hablar por la fe en tiempo pasado, mientras Dios trabaja en nosotros y nuestras circunstancias. El camino de nosotros los cristianos solo termina cuando morimos y vamos a la presencia de Dios.

Para que Dios pueda sanar mi corazón y el de otra persona cualquiera, debemos enfrentar nuestra única y personal realidad. Entender lo que debemos cambiar y lo que es aceptable para Dios y los hombres.


Cuando somos intolerantes, cuando persistimos en situaciones que perjudican el bienestar de los demás sin importarnos lo que causamos a sabiendas, estamos muy mal. Cuando lo hacemos sin saber hay la esperanza de que Dios cambie, transforme, renueve y bendiga.

Hay una intolerancia escondida en todos nosotros, hay cosas que nos molestan, que no nos dejan tener paz en ocasiones. Si dejamos que esa intolerancia se apodere de nosotros, podemos llegar a cometer grandes injusticias.

El camino fácil es el del egoísmo, el de la ignorancia de saber que podemos ser mejores y ni siquiera en ocasiones lo intentamos. El camino fácil es el de dañar la vida de los demás sin importar si podemos hacer el bien. Ese camino lleno de atajos y mentiras que tomamos cuando queremos ser lo que en realidad no somos, cuando señalamos, calumniamos y hasta mentimos para proteger la facilidad de la vida que llevamos.

Cuando dejamos de ser alumnos de tiempo completo, podemos tropezar, podemos equivocarnos más fácilmente, podemos ir de fracaso en fracaso, pero también podemos levantarnos, aprender de las equivocaciones y convertir esos fracaso en éxitos y terminar siendo un gran maestro como lo fue Jesús, dice  en Juan 7:16 Jesús les respondió y dijo: Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió. 

Vemos como Jesús reconoce que el aprendió la doctrina de su padre, enseñaba con sabiduría, tenía el poder de la palabra cuando hablaba y enseñaba. Así nosotros podemos tener el poder de Dios cuando enseñamos y actuamos correctamente, porque recibimos ese poder de nuestro padre celestial y si aprendemos de Jesús y su carácter más facilmente aprenderemos lo que necesitamos para tener una vida victoriosa.

Cuando ocultamos nuestras carencias, faltas y demás circunstancias adversas por orgullo, pereza y falta de disciplina nunca vamos a disfrutar de una bendición completa. Necesitamos confesar a Dios nuestras carencias, nuestros pecados ocultos, para que el sane y restaure nuestras emociones y nuestra vida espiritual.  

Para ser unos excelentes maestros, para corregir y enseñar con amor, para que nuestras enseñanzas perduren toda la vida y traspasan fronteras. Para que nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos hasta la quinta y décima generación de los que temen y aman a Dios enseñen la palabra de Dios con amor y discernimiento, para que Dios tenga misericordia de Colombia y el mundo entero.

Dios nos ama, es paciente, tiene muchas y grandes promesas para todos aquellos que con diligencia y entendimiento aprenden su palabra, la aplican a su vida y enseñan a sus hijos a caminar en amor y sin seguir el camino fácil de la perdición y el pecado.

Dios te bendiga

No hay comentarios:

Publicar un comentario