Lazos de amor y ataduras familiares

Lazos de amor que unen; ataduras familiares que separan

Con cuerdas de hombre los atraje, con cuerdas de amor; y fui para ellos como los que alzan el yugo de sobre su cerviz, y puse comida delante de ellos. Oseas 11:4 (Reina Valera Gómez)

Cuando escuchamos la palabra lazos de amor, quizás nos viene a la mente una pareja bien linda, unidos,  llenos de felicidad o también pueden ser otras cosas bellas que nada tienen que ver con un abuelo muy anciano que no se puede valer por el mismo, con un niño discapacitado y con labio leporino u otras imágenes que no causan ninguna felicidad y si pueden traer disgusto y vergüenza en ocasiones, a algunas personas.

En Oseas 11:4 Dios dice con cuerdas de amor atrajo a su pueblo, los alimento, los cuido como a bebés, tolero sus pecados y necedades.  (Reina Valera Gómez). Eso lo hace Dios que nos ama con amor eterno y así quisiera él que también hiciéramos nosotros, especialmente con nuestras familias.

Siempre que se habla de provisión, proveer, la mente se va a la provisión económica. Una provisión que ciertamente es necesaria, pero hay una provisión mucho más agradable y necesaria que la mayoría de las ocasiones no sabemos proveer. La provisión material que va unida a la espiritual.

Los celos, el egoísmo e incluso la avaricia separan más a una familia que cualquier otra situación que se presente en la vida familiar.

Cuando nuestros hijos se unen en matrimonio con otras personas, están trayendo con ellos no solo las bendiciones familiares de esa otra familia, sino también una serie de divisiones, maldiciones en herencia y un carácter que probablemente difiera mucho del de nuestra familia.

Todo esto es necesario en el vaivén de la vida. Recordemos que en Genesis 2:24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y serán una sola carne. (Reina Valera Gómez)

Este dejaran tiene varias implicaciones la principal es que se unirán sexualmente y tendrán hijos que ciertamente son una sola carne de los dos. Todo esto en su texto y contexto nos dice muchas cosas sobre el matrimonio y los hijos y así como un día nosotros dejamos nuestros padres y nos unimos a una personas, también nuestros hijos les llegara el momento de cumplir con su deber de pareja en su tiempo.

Hoy en día con las diferentes clases de familia disfuncionales que existen, no encontramos orden, aunque muchas parejas perseveran y salen adelante unidos, también hay muchas otras que por motivos bastante fútiles en ocasiones, terminan separándose y trayendo desolación no solo a los hijos, sino a gran parte de la familia.

Los celos, el egoísmo, la avaricia en ocasiones repito, mantienen desunidos a los hermanos, a los cuñados, tíos, primos, nietos y una gran variedad de problemas que casi no tienen solución debido a que son ataduras familiares que dañan la unidad de todos.

Escuchaba una enseñanza que daba un hombre por internet y lo que entendí de todo es que las parejas deben ser ellos solos para prosperar sin ayudar a ningún familiar, hasta que ellos, salgan adelante y tengan un bienestar económico y entonces si ayudar a las familias de ellos. 

Me pareció una enseñanza sin sentido y así se lo hice saber, generalmente los hijos requieren un tiempo de la ayuda de sus padres u otros familiares para salir adelante y cuando ya pueden vivir holgadamente en ocasiones no quieren relacionarse con la familia sino para seguir sirviéndose de ella,  los ayuden cuando necesiten y una serie de exigencias sin recompensa que en ocasiones agotan a los adultos mayores. 

Cuando una pareja progresa lo suficiente como para ayudar a la familia y nunca lo ha hecho, porque querían una casa, un carro y así, no les alcanza el dinero para apoyar a los miembros menos favorecidos de sus familias, porque ya no se conforman con el mismo automóvil, quieren cosas nuevas y el consumismo que invade al mundo se lleva por delante toda buena intención que quizás se tuvo cuando se recibía ayuda.

Indudablemente hay buenos hijos, que aunque la pareja se oponga, sin necesidad de que los padres se lo pidan, van a estar pendientes de las necesidades de sus padres y trataran por sobre todas las cosas, de devolver de alguna manera el sacrificio, las horas invertidas en la crianza, en la salud y todo lo que se requiere para sacar adelante unos buenos y bellos hijos, que van a ser encontrados ya criados y muy saludablemente por su pareja.

Los lazos de amor que unen a las familias son aquellos que en lo poco o en lo mucho tienden una mano, dan un buen consejo, tratan con amor y educación. Que corrigen sus carencias con ayuda de la palabra de Dios, que intentan ser luz en medio de la oscuridad en que viven muchas personas que no conocen de Cristo.

Cuando no entendemos a las personas, cuando no compartimos sus formas de vida o de ver las cosas, cuando sentimos que estamos muy lejos de ellos porque tenemos diferencias que nos han separado, lo mejor es orar, presentárselas al Señor, pidiendo bendición, cambio, renovación, claridad de mente y corazón para pedir como conviene. 

La mayoría de las personas creemos tener la razón en las cosas, en las opiniones y también en las separaciones. Sabemos que Dios es Dios de justicia y debemos confiar en que su justicia brillara como la luz del día, que cada quien debe llevar sus cargas y cuando nos saltamos o evitamos los procesos a la larga el resultado va a ser duro.

Nadie puede ir a la universidad si primero no ha seguido pasos concretos de estudios para llegar a ese nivel. Así que todo tiene su tiempo bajo el sol, todos tenemos normas que cumplir y cuando por negligentes, por faltos de cordura, pereza y consentimiento dejamos pasar las cosas sin darles la corrección adecuada, vamos a tener que vivir las consecuencias de nuestra falta de diligencia.

Cuando queremos las bendiciones sin las responsabilidades que conlleva ser un líder, vamos a tener que pagar un alto precio. Nadie es anciano siendo joven, nadie es padre sin tener hijos a quien criar y así en la vida todo tiene que pasar. De lo bueno que sembremos vamos a cosechar y de la falta de siembra vamos a tener escases y hambre.

Filipenses 2:3 Nada hagáis por contienda o vanagloria; antes bien con humildad, estimándoos unos a otros como superiores a sí mismos,.  Debería ser como dice esta palabra, pero en realidad muchas veces es lo contrario, menospreciamos a nuestros propios hermanos en la carne, a nuestros progenitores y a nuestra familia porque la vanagloria humana llena los corazones y enturbia el entendimiento.

Sabemos que la buena provisión dará como resultado en lazos de amor, que trae consigo un fruto abundante. Así como cuando se siembra la tierra, hay que esperar el tiempo del crecimiento y por fin la cosecha, así también cuando sembramos en nuestras familias sin esperar recompensa a cambio recibiremos en su tiempo grande recompensa.

Termino diciendo que no podemos dedicarnos a un solo miembro de la familia, así como Dios se dedica a su pueblo entero y nosotros somos hechos a imagen y semejanza de Dios podemos amar y orar por toda nuestra familia y la de nuestros compañeros de vida. A su tiempo recibiremos bendiciones abundantes que rebosaran en nuestro regazo para la gloria y honra de Dios.

"Mi madre tenia un dicho muy español. Decía: ¿Cómo quieres a tus hijitos? Queriendo al más chiquitico."

¿Sabes tu cual es aquel más chiquitico en tu familia. El que requiere protección y amor. Mas cuidados que los demás? No es aquel que no quiere crecer, que se niega a dejar su lugar de privilegio por comodidad y egoísmo. Tampoco aquel que aprendió desde temprano a manipular a las personas a su alrededor para salirse siempre con la suya.

Debemos usar discernimiento y saber que debemos destetar a los hijos a su debido tiempo, para que puedan seguir creciendo saludables, aprendiendo y que cuando ya adultos puedan cumplir debidamente con lo que Dios tiene dispuesto para ellos.

Crecí escuchando también una frase que en aquellos tiempos era todo un misterio para mi, pero que hoy en día he aprendido su significado de una forma muy clara y esta frase decía: "El que tiene obligaciones; tiene derecho". Y así es, muchas veces no colaboramos ni siquiera levantando el plato de la mesa, pero queremos mandar a todos. No ayudamos a mantener a las personas y queremos que vivan sometidas a nuestra autoridad. 

Sobre todo hoy en día los roles se han invertido gracias a la mal llamada amistad, cómplices, compinches que son los padres de los hijos y la falta de autoridad de los mayores para con los menores. Los padres quieren parecer jovencitos y vivir como hermanos de sus hijos y amigos de sus amigos. No hay necesidad de exigir violentamente o tratar mal a nadie para hacerse escuchar.

La falta de autoridad a invadido el mundo por muchos cambios y otras cosas más como las comunicaciones, que han invadido todos los hogares desinformando muchas veces y haciendo parecer que los más jóvenes saben mucho y los adultos son unos inútiles.

La biblia es muy clara cuando habla de autoridad y a quien corresponde dirigir cosas importantes para el bienestar de las familias y que se reflejan en el diario vivir. Si en el hogar no hay respeto, no van a poder respetar a los demás fuera de el hogar. De acuerdo a las buenas o malas costumbres aprendidas en la familia va a ser la actitud de las personas con las otras personas.

1 Reyes 1:6 Su padre nunca lo había contrariado preguntándole: ¿Por qué has hecho esto? Era también hombre de muy hermoso parecer, y había nacido después de Absalón.

Ejemplo de la negligencia para criar a sus hijos a pesar de ser un gran rey, fue el rey David. Tuvo muchos contratiempos con sus hijos, debido al descuido que tuvo en la educación por parte de él.

Educamos con nuestro comportamiento, con nuestros hechos, con nuestro testimonio y veracidad de nuestra palabra. De nada sirve que hablemos de cosas buenas o tratemos de enseñar solo hablando, nuestra palabra debe ir acompañada de nuestro ejemplo para que seamos imitados.

Termino diciendo como en el libro de Proverbios 29:15 La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido avergonzará a su madre.


Dios te bendiga


No hay comentarios:

Publicar un comentario