La
soledad de Dios en espera
Los
hijos de Dios están tan ocupados sirviendo al mundo y en ocasiones adorando imágenes,
pidiéndoles consejo a sus hermanos en Cristo y no aprenden a comunicarse con él. Las
ocupaciones ministeriales o seculares les absorben tanto tiempo que se olvidan
que deben aprender cada día más de su palabra.
Ninguna
persona es tan pequeña o tan poca cosa que no pueda alcanzar a Dios. Entrar en
su presencia es muy fácil cuando se tiene corazón agradecido, no debemos
contradecir las estrategias de Dios para evangelizar, para ayudar, enseñar y
aprender diariamente de su deidad.
Cuando
sus hijos derriban las barreras idiomáticas capacitándose, aprendiendo el habla de una
forma neutra, esto quiere decir que debemos expandir nuestro léxico para entender
y poder colocarnos al nivel de aquellos que no saben, que son humildes,
sencillos, que no pudieron estudiar en su tiempo.
De
esta forma es más fácil llevar las almas a los pies del Señor. Porque hay
muchas personas en todos los niveles económicos que carecieron en su momento de
escolaridad.
“Esto me trae a la memoria a mi madre,
fue una empresaria, una mujer de emprendimiento, pero carecía de instrucción,
debido a que en su niñez y adolescencia vivió la guerra civil española y posguerra.
A pesar de su temperamento fuerte era una persona humilde conmigo, sabia de sus
limitaciones y yo era su complemento, debido a que ella se preocupó mucho desde
que éramos pequeñas por nuestro estudio, se sacrificaba en muchas maneras para
que pudiéramos estudiar y estudiar con personas que realmente eran educadas y
capacitadas para formar la mente estudiantil de los niños y jóvenes que tenían a
su cargo. Siempre nos repetía que el ignorante no arribaba, todo el mundo se
aprovechaba de él y siempre vivía en pobreza. Cuando necesitaba hacer
diligencias en la calle, en oficinas y papeleos, siempre requería de mi compañía,
y dejaba que yo dirigiera las acciones a pesar de mi juventud”.
Hay
diferentes clases de instrucción: la que
se recibe para estudiar una carrera y llegar a ser un profesional en algún área
de la sociedad, como por ejemplo el que estudia medicina, ingeniería, enfermería,
etc. Esta instrucción en ocasiones no ayuda a las personas a mantener una vida
llena de honestidad y valores. Es bueno ser un profesional en la vida, pero es
mejor instruirse aprendiendo un arte o una carrera profesional, complementando con la instrucción espiritual
que se recibe de aquellas personas llenas de valores, con conocimiento de la
palabra de Dios.
Esta
instrucción nos da la capacidad de rechazar las riquezas del mundo o las
influencias del mundo cuando nuestra salvación eterna está en peligro de
perderse.
La
verdadera riqueza no está en lujos ostentosos, en amistades que aporten alguna
clase de ayuda, en viajes y todas aquellas cosas que hacen soñar al común de
las personas. La verdadera riqueza está en el conocimiento que nos ayuda a ser
sabios y apartarnos del mal, nos enseña la comprensión de las personas y
alejarnos de la vanagloria humana.
Debemos
tener en cuenta que la sabiduría de Jesús lo llevaba a ilustrar sus enseñanzas
de una forma sencilla, para que todas las personas pudieran entender. Utilizaba
hechos de la época, la naturaleza y muchas otras cosas como las labores de los
hombres para enseñar y llevar el mensaje del evangelio de Dios.
¿De
qué forma colaboras para la instrucción de las personas a las que predicas?
Hay
un dicho que dice que la ignorancia es la madre de todos los vicios.
Dios
te bendiga
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