El hijo prodigo y su padre

El padre del hijo prodigo y sus necesidades



En diferentes ocasiones he hablado de esta parábola, explicando que casi todos los que predican se centran en el hijo pródigo y su regreso, en el hermano mayor molesto y egoísta y mucho más. Nunca hablan del padre y su buena o mala decisión. 

Estas parábolas tienen un sentido y Jesús las dio para ilustrar o dar un ejemplo de situaciones que podemos aplicar de muchas formas. Si la Biblia explicara todo sobre Dios no habría necesidad de otros libros y se presentaría la imposibilidad de terminar de escribirla algún día.

Una persona que enseña, que predica, debe tener aparte de las capacidades necesarias para un ministerio tener algo de escritor. Imaginación fértil para aplicar la palabra de una forma multifacética, llena de carisma y especialmente amor por la palabra escrita.

El hijo pródigo sabemos que lleno de ambición para disfrutar alegremente la vida, pidió su herencia y su padre ni corto ni perezoso se la dio.

Vamos a analizar el temperamento en general de los hombres, para poder explicar las razones del porque este padre generoso entrego en vida su herencia, sin esperar el hijo desobligado el tiempo debido para tenerla.

Los padres muchas veces no se esfuerzan para criar debidamente a los hijos. Esto es porque generalmente las mujeres se encargan de todo lo relativo a la crianza de los hijos.

Los hombres no son buenos administradores de los hogares por varios motivos. No son criados con miras a ser padres, sino a ser productivos y mantener el hogar, aunque esos conceptos han cambiado se mantiene el rol del hombre que no hace nada en los hogares.

A los padres les gusta quedar bien con los hijos, especialmente con los varones y tienen el concepto errado de que entre más le den a sus hijos, estos van a quererlos mucho más a ellos que a la madre y a otros parientes cercanos.

La Biblia habla en muchos casos de que la necedad está ligada al corazón de los niños. Los hombres aunque crezcan y se conviertan en padres, al desconocer muchas cosas de las obligaciones que tienen con sus hijos son como niños en esta área.

Por esta razón Dios cuando creo a la familia, lo hizo con miras de que los demás miembros pertenecientes a ellas, apoyaran, aconsejaran y disciplinaran.

Que seria de las familias sin los abuelos maternos y paternos. Debemos entender que este rol muchas veces lo cumplen los bisabuelos o personas que están en la tercera edad. Debido a múltiples causas en esta actualidad peligrosa para las familias hay muchas mujeres y hombres que aunque ya están más en la tercera que en la segunda edad, todavía quieren vivir y actuar de forma tal que parecen de la primera etapa de sus vidas.

Madurar no es fácil, implica ser probados, luchar y salir adelante aunque no sea de una forma muy airosa. Aunque en la lucha se pierda muchas veces la abundancia económica por la falta de madurez.

El padre del hijo pródigo no se equivoco al darle su herencia en vida y conservar la de su hijo mayor, era la que él necesitaba para seguir adelante con una buena vejez, sin necesidades y pobreza.

El probo a su hijo menor y también le dio una gran lección de vida. Para que cambiara su mala manera de vivir y comenzara de nuevo a su lado, con su hermano mayor.

Esto podemos compararlo con la situación de los hijos de Isaac y Rebeca en el Antiguo Testamento. Vemos como el mayor cambio su herencia espiritual y material ligeramente.

La biblia tiene muchas y maravillosas enseñanzas para todos. Exhorta de manera peculiar a los padres en sus malas actitudes y las consecuencias de ser consentidores de sus hijos, ni ejerciendo la adecuada disciplina o actuar en la forma debida con los hijos.

Dios a todo hijo que ama disciplina y también manda a disciplinar y corregir a nuestros hijos. En Proverbios 29:17 dice: Corrige a tu hijo y te dará descanso, y dará alegría a tu alma.

Quiere decir si a tiempo educamos como conviene a nuestros hijos, invirtiendo tiempo y enseñanzas en ellos; además de disciplinarlos cuando lo necesiten, vamos a descansar con paz y alegría.

El mejor tiempo para enseñar, corregir y amar a los hijos es en su niñez y adolescencia. Cuando son hombres y quieren andar por la vida como ellos quieren, no es tarde, pero si vamos a tener grandes dificultades para obtener un buen fruto de ellos.

¿Piensas que puedes aprender a aplicar la palabra de Dios en esta época de tu vida? ¿Crees en la sabiduría de la Biblia para aprender lo que Dios espera de ti?

Una buena dinámica es anotar en una hoja limpia algunas preguntas con relación a nuestros padres, lo que habría acontecido si nuestros padres hubieran cambiado algunas actitudes en nuestra crianza. Lo que recordamos bueno o malo de ellos, lo que consideramos que debieron mejorar en su vida y también si somos padres, anotar aquellas cosas que han faltado para hacer y mejorar la relación con nuestros hijos.


Completar la dinámica preguntándoles algunas cosas a los hijos que no conozcan de ellos.


Con estos apuntes podemos sacar conclusiones y orar pidiéndole a Dios nos ayude a cambiar lo que se puede y que ellos olviden los malos momentos pasados por nuestra causa o por las circunstancias de cualquier clase que se tenga. También podemos valorar el carácter de nuestros hijos y aprender la forma de ayudarlos a cambiar ciertas cosas que no  le agradan a Dios y dañan sus relaciones.

Dios te bendiga



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