Aprender sobre ti mismo

¿Que podemos aprender sobre nosotros mismos?

Todos absolutamente todos tenemos algo para dar, mucho o poco, pero damos. Lo importante de lo que damos es si es bueno o es nocivo para el que recibe.

No podemos resumir lo que es la inteligencia, las emociones y el conocimiento en una pagina, es un tema muy extenso y se ha abusado de estos temas para dar explicaciones y supuesta auto -ayuda a las personas.

Lo importante de las personas es su capacidad para sus relaciones, las motivaciones y si esta interactuando de forma adecuada al temperamento y las emociones de los demás.

Cuando queremos crecer espiritualmente, ser personas no solo aceptadas socialmente, sino reconocidas emocionalmente. Ser reconocidos emocionalmente quiere decir que nos aceptan por la capacidad de amor y comprensión sanos que damos. 

Debemos comenzar a dirigir nuestra vida cristiana conforme a la voluntad de Dios. Esto quiere decir que debemos ser tratados, moldeados y varias cosas más que incluyen aprovechar el conocimiento de la palabra de Dios y lo que nos dice individualmente a cada uno.

Muchas veces o mejor la mayoría de los ministros cristianos y todas aquellas personas que sirven de alguna manera a Dios, creen que la obra de Dios es más importante que la familia, que las personas con las que por una u otra razón deben estar en contacto.

Apropiándose de una palabra que Jesús dio para que se entendiera la importancia de lo que es el servicio a Dios. Más no para usarlo como argumento y justificación para hacer nuestra voluntad.

Lucas 9:62 Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.

Con esta palabra Jesús insto a  tomar la decisión correcta y dejar de poner excusas para seguirlo. Dios nos muestra nuestras justificaciones y deseos de seguir en la misma carnalidad de la que nos aparta cuando le servimos. Más no esta diciendo que abandonemos totalmente a nuestras familias y obligaciones.

La obra de Dios son todos y principalmente la familia, los vecinos y amigos que no comparten nuestras creencias y que como personas de fe, debemos confiar en lo que Dios hace por ellos. Los señalamientos, el hablar mal de las creencias o personas con las que no compartimos nuestra fe, no ayudan más que a dar mal testimonio y rechazo hacia el Dios maravilloso que tenemos.

Por está razón debemos comenzar a cambiar nuestra forma de actuar sin ir en contra de lo que Dios quiere para nuestra vida. No usando la palabra como arma para agredir, sino para bendecir y transformar lo que puede y debe ser transformado.

No necesitamos ir por el mundo preguntándole a las personas lo que piensan o creen de nosotros para comenzar a dar cosas buenas, testimonio agradable, ser cartas leídas y conocidas por todos los hombres, como dice la Biblia en 2 Corintios 32:2.

Hay muchas formas de cambiar nuestras actitudes conforme a la palabra de Dios. Es bueno acordarnos que no fuimos conocedores de la palabra y aceptables a Dios desde el primer momento de recibir a Jesucristo en nuestras vidas.

Paso un largo tiempo de comenzar a aprender, a vivir lo que aprendíamos de la palabra de Dios, pasamos por pruebas, muchas veces por dolores y amarguras antes de ser esas cartas leídas.

Hermanos que a pesar de nuestra actitud mundana, tuvieron paciencia, nos enseñaron los rudimentos de la fe, nos acompañaron en las pruebas, nos apoyaron, oraron por nosotros y oran  todavía por todos. Muchas cosas hacemos unos por otros para que seamos cristianos verdaderos.

Por está razón debemos constantemente refrescar conocimientos, volver a los comienzos de nuestro amor a Dios que no mengua, sino que madura y crece fortalecido. Para entender y amar a nuestros hermanos menores, que apenas están dando pasos de fe cortos, indecisos, que creen estar afirmados y apenas se están afirmando.

El hecho de ser cristianos redimidos no nos da derecho a creer que somos mejores que nadie. Tenemos un valor único, que no se puede tasar, pero que podemos perder por causa de nuestra falta de conocimiento.

Es bueno muchas veces meditar con el Señor en la vida que tenemos y los problemas que nos afectan. Especialmente aquellas situaciones que a pesar de los años no cambian, porque rehuimos ponernos al día, no aceptamos estar descaminados en nuestras actitudes, no aprendemos que si no aceptamos nuestras limitaciones y confusiones, perdemos bendiciones mucho más grandes que aquellas que creemos tener.

Cuando no aceptamos que nos falta crecimiento, en ocasiones falta de perdón, dureza de corazón y no hacemos nada para mejorar las relaciones con los demás. Sin solucionar los conflictos emocionales que persisten a través del tiempo, no recibimos bendición completa y muchas veces los tropiezos nos alcanzan constantemente, perdiendo preciosas bendiciones que muchas veces son generacionales y que si las recibimos van a bendecir en el futuro a nuestros hijos, nietos hasta la quinta y décima generación de los que temen y aman al Señor.

Hay que buscar estrategias, dinámicas para mejorar las relaciones, evitar las injusticias y que el juicio de Dios recaiga sobre nosotros. Dios es Dios de bendiciones pero también es justo y su justicia permanece, no pasa por inocente al culpable y mucho menos deja que sus hijos caminen hacia el mal.

¿Cuales estrategias piensas que puedes utilizar para mejorar tu vida cristiana? ¿Estás seguro de que tus actitudes son las mejores para tu vida y la vida de los que están en tu entorno? ¿Qué harás para entender los propósitos de Dios para tu vida?

Dios te bendiga



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