Ley de siembra cosecha

Como siembras y cosechas

1 Corintios 9:10 Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia,

9:11 para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios. 

Siempre escuchamos hablar de las leyes de siembra y cosecha, que debemos sembrar para recibir y... así muchas formas de tomar la siembra en el evangelio, en las iglesias y en Dios. Si sembramos cosechamos y si no sembramos o sembramos escasamente así mismo cosecharemos.

En la juventud se es un poco descuidado, estamos acostumbrados a recibir y dar poco o no dar nada. Llega un momento en la vida en que nos damos cuenta que no recibimos porque no hemos dado. Hay que comenzar a sembrar temprano para recibir temprano.

La Biblia nos habla sobre la siembra y la cosecha, nos dice que Dios da semilla al que siembra y también, que cuando sembramos recibimos multiplicado.

Recordemos que si sembramos una sola semilla de mango, al cabo de algunos años será un árbol y dará cosechas de muchísimos mangos anualmente. 

Para activar la ley de siembra y cosecha hay algunos elementos que debemos tener en cuenta.
  • EL sembrador quien va a sembrar para a su tiempo recoger el fruto.
  • El campo donde se siembra, con las condiciones adecuadas. Recordemos que sembrar en buena tierra va a dar un fruto abundante. También se debe tener en cuenta el tiempo de la siembra.
  • La semilla a sembrar. Es importante sembrar una buena semilla para que a su tiempo germine y dé el fruto apetecido.
Sabemos que es un ley espiritual. No solo se siembra para recoger una cosecha, venderla y obtener dinero de esa siembra. El pensamiento del hombre generalmente es recoger abundante dinero, obtener cosas materiales por medio de lo que se siembra y es un error grande pensar de esta forma tan carnal.

Primeramente como cristianos debemos darle a Dios, también debemos dar en las congregaciones para la manutención de la obra de Dios. Dar a nuestros hermanos en necesidad, ayudar no solo económicamente sino de una forma efectiva en la visitación, acompañamiento y otras cosas que nacen del carácter cristiano dedicado al servicio, sin esperar otra recompensa que la bendición de Dios.

Quizás esperar una sola recompensa como la bendición de Dios puede parecer poco a muchos, pero es la única que en realidad no solo enriquece, sino que da paz, y todo lo que podemos desear en la vida. Llega de forma inesperada, como menos la esperamos, pero llega con alegría y son bendiciones que si las sabemos conservar vamos a mantenerlas.

"En una ocasión me contaba una hermana que tuvo un sueño, en el que ella estaba en la casa de una hermana en la fe y la hermana abría el refrigerador tratando de encontrar algo. A la vista estaban tres coliflores grandes y hermosas, se veían frescas, pero la hermana buscaba con afán más adentro del refrigerador hasta que encontró una coliflor que no estaba muy fresca y se le había cortado un pedazo en la parte de arriba, porque estaba en mal estado. La hermana le dio esa coliflor y le dijo: tome hermana para usted. Como vemos este sueño es bastante claro, la hermana trato de dar, pero no escogió lo mejor, sino que quiso  encontrar algo que no le hiciera mucha falta y que quizás era lo que consideraba que sobraba. Esto me trajo a la mente esa parte de la biblia que nos dice que como amamos a Dios que no lo vemos y a nuestro hermano que si lo vemos no lo amamos, cuando amamos a una persona queremos siempre darle lo mejor."

Así es la siembra espiritual, si damos poco recibiremos poco o quizás nada, no causará la alegría y satisfacción como cuando damos en abundancia y con alegría.

Cuando con honestidad de corazón hacemos las cosas, damos para el Señor, damos para la obra de Dios, damos para nuestras familias y así en la medida de nuestras fuerzas y sin perjuicio para nosotros, ayudamos en todo y por todo, vamos a recibir en una medida muy abundante, sin saber cómo o porqué esa bendición es tan grande.

Muchas veces las personas no se dan cuenta de esta condición que tienen. Están acostumbradas a no dar, a dar muy escasamente, a desear tener ellas únicamente, a dejar olvidadas sus obligaciones y responsabilidades. 

Creen que actuan correctamente siempre y quieren lo mejor para ellas, no aceptan cuando se les hace ver sus actitudes. Estas personas no se acuerdan de los beneficios recibidos durante su vida, siempre quieren acomodarse, aunque los demás no tengan la obligación, se recargan, abusando en ocasiones de la bondad de todos y cuando les llega el tiempo en que tienen necesidades de diversas clases no hay quien les de o quien se acuerde de ellos.

Debemos desear tener esa paz y refrigerio que Dios da, de manera perfecta, sin olvidarnos de sembrar, de dar, de hacer la obra de Dios, de bendecir con nuestras oraciones a todos y en todo.

Cuando hacemos estas cosas, aunque estemos en pruebas y dificultades llegará el momento en que Dios comienza a bendecir y está bendición llenará nuestras vidas de gozo y alegría interminables, de grandes satisfacciones, de muchísima paz.

Sembrar es dar, sembrar es querer ayudar a los que están necesitados. Muchas veces dar una sonrisa, una voz de aliento, acompañar, leer la biblia a alguien que no está en capacidad, visitar los enfermos y muchas cosas más tendrá grande recompensa de parte de Dios.

Debemos perseverar, dar sin esperar nada a cambio, saber que cuando sembramos para Dios o damos al pobre a Jehová préstamos.

"Recuerdo un joven que me contaba de una vez en que había dado una ofrenda de corazón, la pidieron y el sintió darla, Dios se la devolvió multiplicada. La siguiente vez ofrendo con el pensamiento de ser bendecido otra vez de la misma manera y no recibió lo esperado."

Esto acontece cuando damos desinteresadamente y de corazón, cuando lo hacemos en la carne para recibir, Dios nos da una lección de entendimiento. El bendice cuando él lo considera, no cuando en nuestra carne queremos ser bendecidos.

Dice en Santiago 4:3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. Es una realidad que algunas veces pedimos en la carne, para deleites y cosas que no aprovechan, debemos dar con alegría y saber que a nuestro tiempo recibiremos y que cuando el egoísmo y los malos deseos dominan la mente es difícil encontrar satisfacción y felicidad en lo que obtenemos.

¿Has visto la bendición en lo que das? ¿A quien das y como das? Estas y otras preguntas debemos hacerlas para que las personas comprendan que la bendición está en dar, en sembrar para el reino y especialmente en la famili de cada uno.

Dios te bendiga









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