Dos o tres en mi nombre

Las divisiones y el cristiano

El cristiano tiene autoridad y poder para deshacer las obras de las tinieblas por medio de la oración. La oración tiene un poder extraordinario para mover el brazo de Dios en favor de sus hijos cuando cumplimos las leyes espirituales que complementan esta disciplina que se debe practicar diariamente.

La oración es el arma más contundente que tenemos los cristianos para alcanzar el bienestar y la paz que Dios da. Vemos que en este versiculo nos dice en Mateo 18:20 Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. Cuando dos únicamente dos y tres mejor, estamos en un mismo sentir reunidos en el nombre del Señor, dice que esta en medio de nosotros.

Teniendo en cuenta que para que dos o tres estemos reunidos en su nombre, debemos estar en un mismo sentir. ¿Anduvieran dos juntos si no estuvieren de acuerdo?

Las disensiones y pleitos nos alcanzan a todos, pero hay del aquel por el que viene el tropiezo. Cuando nos despojamos de los intereses propios, entregandole al Señor todas aquellas cosas que nos causan ansiedad, que nos perturban, que  quieren alejarnos del descanso que da Dios cuando somos obedientes, vamos a recibir más de lo que esperamos.

Especialmente vamos a estar protegidos como lo dice el Salmo 91. Habitamos a cobijo de Dios, estamos a expensas de su misericordia, de su amor, de su protección mayormente. Cuando estamos de acuerdo tenemos apoyo en la oración, hacemos vallado más firmemente y Dios inmediatamente estará con nosotros.

Sabemos que Dios escucha todas las oraciones, las que hacemos en lo secreto, las que hacemos en publico, como las del publicano, porque eso forma parte de testificar de Cristo. Pero hay poder en aquellas denominaciones que se unen para orar en lo secreto, en la presencia de Dios, alejados de los ojos y malos deseos del mundo, de la carne.

Cuando tenemos poder oramos por la multiplicación de panes y peces en el mundo, por las necesidades que reconocemos en la calle, en la casa de los amigos, por las familias, por el que nos ama y el que se olvida de nosotros, por los enemigos, por aquellas personas que son sordas y ciegas a la voz de Dios. Para que Dios levante al caido, para que quite la rebeldía y principalmente para que nos bendiga y nos ayude a hacer su voluntad, dándonos sabiduría para pedir como conviene.

Dice en Santiago 4:1 ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? 

4:2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís.
4:3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. 


Dios sabe de que tenemos necesidad. Hay tanta palabra buena, linda en la biblia que nos confirma lo que Dios quiere para sus hijos y en su momento, cuando ordenamos nuestra casa y no vamos a perder esas bendiciones que Dios nos da, las recibimos.

Nuestro amado padre celestial no quiere que vivimos en sufrimiento, angustiados, enfermos, padeciendo. Jesucristo ya pago el precio por nosotros, por nuestros pecados, trajo sanidad a sus hermanos, nos dio el Santo Espíritu de Dios con su muerte y muerte de cruz, resucito y esta sentado a la diestra de Dios Padre intercediendo incesantemente por nosotros. Por ti, por mi, por el que no lo conoce y por todos.

Bendigamos al Señor repitiendo sus palabras. en el Salmo 103:1 Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre.

No para aprovecharnos de su bondad pecando a sabiendas, burlandonos de su santo nombre y del respeto y amor que el merece. Este Salmo nos muestra como es la bendición y la misericordia de Dios sobre los hijos que lo obedecemos, que estamos atentos a sus palabras, a su voz, a lo que debemos hacer.

Sigue diciendo muchas cosas, en esta parte nos habla directamente y de una forma contundente a nuestro corazón Salmo 103:10 No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, Ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. 103:11 Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, Engrandeció su misericordia sobre los que le temen. 103:12 Cuanto está lejos el oriente del occidente, Hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones. 103:13 Como el padre se compadece de los hijos, Se compadece Jehová de los que le temen.

Dios se compadece de nuestra necesidad, de nuestros anhelos insatisfechos, de nuestros pecados, de nuestro dolor y de todo lo que nos acontece, porque el sabe que tenemos obligaciones, apuros y mucho más.

¿Has pensado si cuando oras, utilizas esa poderosa arma en favor de lo que aprovecha o únicamente piensas en tus deleites? Cuando oras conforme a la voluntad de Dios; por todo y en todo recibes milagros que a veces ni te das cuenta que los recibes. Vives en paz en medio de las aflicciones, en alegría cuando puedes estar con honestidad en la presencia de Dios.

¿Cuando debes tomar una decisión importante en tu vida a quien consultas? ¿En base a que actúas? ¿En base a tu comodidad, a tus deseos carnales o en base a lo que Dios pide de ti?

Sabes que cuando desatendemos la voz de Dios y hacemos lo que es nuestra voluntad carnal, llega el momento de dar cuentas a Dios. Dios es amor, pero también quiere responsabilidad, obediencia, respeto, reverencia y especialmente nuestro amor.

Dios te bendiga 


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