Nudos en el corazón

Las malas amistades


Proverbios 3:32 Porque Jehová abomina al perverso; 

Mas su comunión íntima es con los justos. 


Es un tema tan poco explicado en las iglesias, debido a que se centran en la evangelización y problemas que aquejan a todos en determinados momentos. Debemos dejar un espacio para la educación de todos. Educar a las personas en relaciones personales, de amistad, servicio, unidad y mucho más.

Hace unas cuantas décadas los maestros contaban con gran relevancia en la educación moral y secular de los alumnos. No eran aquellos profesores de horas de clase, del momento de explicar y salir corriendo a dar la siguiente clase. Había mucho tiempo para ayudar a los padres en los deberes de enseñar el comportamiento y los valores en los hijos.

El respeto acompañaba a los maestros y adultos que interactuaban con los niños y los jóvenes.  Había una disciplina ayudadora para que cuando una persona diferente a los padres corregía, era aceptado sin discusión en la mayoría de los casos.

Únicamente no cambia esto en la actualidad, también los maestros actuales carecen de la edad y carácter suficiente para enseñar adecuadamente a los niños y jóvenes. La moda actual enriquece a la juventud y le da prioridad a las modas, sin discernir para nada lo bueno o malo que ellas puedan traer.

No podemos relegar a los jóvenes por jóvenes, porque carecen de la experiencia necesaria para muchas cosas. Hay que tener sabiduría para delegar cosas importantes en ellos y que aprendan muchas cosas buenas para su futuro y el futuro de las naciones, hay cosas que únicamente la edad adulta acompañada de la experiencia pueden manejar.

Cuando permitimos que los niños siempre estén en mitad de los adultos, escuchando conversaciones y actitudes de adultos, estamos dando un paso atrás en la madurez nuestra y en el crecimiento sano de ellos. Esto denota ignorancia (la ignorancia de la que se habla en este caso es desconocimiento, inconsciencia, omisión e inexperiencia) y la ignorancia causa tropiezos, desatinos y malas costumbres.

Cuando ignoramos las buenas costumbres, confundimos lo malo con lo bueno. Cuando no sabemos el alcance de las palabras que proferimos por ignorancia, estamos dañando el entorno, ayudando a sembrar rencores y mal formando la personalidad de los niños.

La palabra de Dios, representada en el mismo Jesús dijo que dejaran llegar a los niños a él y que no se lo impidieran; dijo que debíamos ser como niños para entrar en el reino de los cielos y que mejor sería atarse una piedra de molino...

Mateo 18:3 y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.
18:4 Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos.
18:5 Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe.
18:6 Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar.

Cuando hacemos tropezar a las personas sencillas, honestas, las que son como niños por su limpieza de corazón; estamos violando reglas espirituales y perdiendo la bendición. Y citando el comentario Bíblico Moody nos dice: <<Para entrar en el reino de Cristo, el hombre debe comprender su incapacidad personal y su absoluta dependencia del Señor. Tiene que nacer de nuevo (Juan 3:3)>>.

No necesariamente se habla de niños en edad, sino de creyentes convertidos en niños. Y aunque sea necesario el tropiezo o inevitable, los transgresores son culpables. Dándole gran relevancia a los creyentes que son como niños.

La Biblia también nos habla de las armas que tenemos poderosas en Dios y esas armas son las que los cristianos enarbolan para hacer frente al enemigo que destruye los hogares, la juventud, la niñez y las familias. 

Debemos estar atentos a lo que pasa en el entorno en que viven nuestros hijos, apercibidos de las cosas que acontecen en el diario vivir.  Ante todo presentarlos a Dios diariamente en oración, cuando necesariamente debamos hacer guerra espiritual, no dejar que la pereza no lleve a olvidar que debemos aprender la palabra para apropiarnos de las promesas que Dios tiene para nosotros.

Saber que así como Dios nos ama y disciplina, también cuando sea necesario aplicar disciplina.

Termino diciéndote que no es fácil tener una medida perfecta para enseñar a nuestros hijos, pero con Dios y su palabra vamos a tener el respaldo que necesitamos para alcanzar a destruir las asechanzas del enemigo que ha venido a hurtar como dice en Juan 10:10 El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

Solamente en Cristo tenemos vida en abundancia, con libertad y alegría. Recordemos que Jesús combatió al enemigo en el desierto con la palabra, la palabra es vida, es eficaz, nos libera, nos redarguye, nos instruye en justicia. Hay un requisito indispensable y ese requisito es la obediencia, cuando somos obedientes, cuando escuchamos y obedecemos la palabra de Dios, cuando por medio de su Espíritu Santo nos habla y lo seguimos, vamos a ser más que victoriosos en Cristo Jesús Señor nuestro.

Los nudos en el corazón que produce el dolor de ver los cambios y problemas que acarrean las malas compañías en las personas que amamos, no son fáciles de soltar. La amistad con el mundo es enemistad con Dios. Dios es amor, proveedor y sanador. Confiemos en él y él hará.

¿Padeces o has padecido por las malas compañías de alguna persona en especial? ¿Sabes donde y con quien están tus hijos en este momento? ¿Que harias para solucionar una situación de este tipo?

Dios te bendiga

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