La ley de Dios y la ley del talión
Hay un escritor famoso en todo el mundo de habla hispana,
no solo por la belleza de sus escritos sino por la vida disoluta que se dice
llevaba.
Escribió cuentos, poesía y prosa de gran calidad, pensando en una poesía
que se llama a “Margarita Debayle” poesía hermosísimamente escrita y detalla
como un cuento la historia de un gran rey y varias cosas más, lo que más me
gustaba de niña era la parte en que va al cielo y se trae una estrella.
Actualmente pienso en todas esas personas que sin saber
que tocan una estrella, un ángel, una princesa o una simple niña reina de sus
padres, ni siquiera se lavan las manos para tocar su cabecita y desearle que
Dios o el buen Jesús las bendiga dándole los merecimientos que debe tener toda
niña hija de su madre o de sus padres.
Muchas veces hablamos del perdón, del amor, de todas esas
maravillas que Dios tiene para sus hijos y para todos aquellos que le sirven en
espíritu y en verdad y practicamos la ley del talión, ojo por ojo y diente por
diente, y así si mi vecina me echa la basura, no se la devuelvo pero la dejo
hay para que todo el mundo la vea cuando pase y sepan que ella me la echo y la
va seguir echando hasta que se vuelva una montaña de basura.
Esto en las pequeñas cosas cotidianas de la vida diaria,
pero ¿en tu corazón que tienes? ¿Qué tenemos? ¿a quién servimos?
Engañar a nuestros hermanos si sirve de momento, pero
engañar a Dios es fácil (Si no es el verdadero Dios). Si no puedes orar alábale y si no puedes escuchar música
cristiana o alabarlo con tus labios guarda silencio ante Dios y Dios el
verdadero te hará justicia.
Puedes pensar que ya conoces esto o lo otro de los evangélicos,
pero puedes saber que conoces de ti mismo, conque respondes a Dios.
Talentos y dones los da Dios, pero locos somos los
hombres, hay locuras sanas y locuras insanas, cuando le creemos a Dios somos
locos sanos, cuando le creemos al hombre somos locos insanos, pero cuando
escuchamos buenos consejos y seguimos la palabra a medida que la vamos
entendiendo alcanzamos la victoria.
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