El miedo
del pescador
Caña,
sedal o tanza, señuelos, anzuelos, sabe afilarlos, tiene dominio propio, para
manejar las cuerdas, las redes y para seguir alcanzando mejores niveles de
perfeccionamiento en la labor que realiza, también tiene habilidades que va
aprendiendo con los compañeros de labor.
Tiene que
aprender de un maestro para ser un buen pescador, gustarle como arte, trabajo y
tener paciencia, carácter porque no es fácil tener una actividad en la cual
pueden pasar días sin pescar nada o manejar una pesca abundante.
El
pescador debe conocer el mar o el rio donde pesca, los cambios de la marea, los
tiempos buenos para pescar, conocedor del clima para que no lo pesque a él una
tormenta y perder hasta la vida, es importante que sea un buen nadador por si
se cae del bote en el que sale a pescar.
Viendo
todas las capacidades que debe tener un pescador debemos recordar al apóstol
Pedro, que tenía una educación básica en algunas cosas, pero en su oficio era
un buen conocedor de lo que tenía que hacer y había tenido toda una vida para
el aprendizaje de la pesca y Jesús les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.
Cambiaban
de oficio Simón Pedro y Andrés, pero en si necesitaban las mismas
características que tenían en su oficio de pescadores de peces. Necesitaban un
pulimento en su forma de relacionarse, aprender algunas cosas que complementara
lo que ya sabían y lógicamente ese es un proceso que los hombres deben pasar
para alcanzar la gracia de Dios en la labor a la cual son llamados.
Cuando
ese espíritu de estructura humana interno que se trae al evangelio se lleva
a los pies de Cristo y se siguen las indicaciones del Espíritu Santo, que es
nuestro paracleto o ayudante. Es Espíritu Santo nos va dando las indicaciones por varios medios entendibles, como su palabra
principalmente, las situaciones que se presentan, la guerra espiritual por
medio de la alabanza y la oración, la adoración y las acciones de gracias de
diferentes clases, cuando somos agradecidos con Dios de lo recibido de
su mano damos primeramente para su obra.
Muchas
veces las personas quieren que Dios les hable o se manifieste de forma sobrenatural,
pero Dios si uno habla en español le
habla en el mismo idioma o si uno es de una cultura, lógicamente entiende en su
propia cultura, no le va a hablar como a un extranjero.
Por
ejemplo si somos de raza amerindia, no nos va a hablar como árabes o como a los
ingleses, siempre va a hablarnos como amerindios, con las cosas de nuestro
entorno y sin confundir las mentes o los corazones.
El
que nos confunde es Satanás, el que quiere entorpecer su obra y nos ataca la
mente son…. Pero si en el nombre de Jesús le cerramos la puerta, se van, se
alejan dejándonos libres.
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