No es del que corre o del que quiere

Romanos 9:16 Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de quien  Dios que tiene misericordia.

Cuando leemos esta palabra y nos es aplicada de forma benevolente nos sentimos felices de recibir la misericordia de Dios. Cuando nuestros enemigos reciben esa misma misericordia nos sentimos ofendidos, resentidos, recibiendo injusticias y queremos cambiar las cosas, muchas veces sin encontrar apoyo o liberalidad para proceder en contra de esas personas.


La justicia de Dios difiere en la de los hombres, en que el reconoce justamente las causas que orillaron al hombre al pecado, mas no libra al pecador de su justo castigo, aunque a veces creamos que la pena que recibe no es equiparable a o lo que merece.

No es del que corre, ni del que quiere, debido a que si la persona no nace de nuevo y comienza un camino de purificación, de santidad, no puede ser libre de culpa y aun siendo nacido de nuevo muchas veces no recibe lo que espera. Siempre estamos llenos de ambición e inconformidad y lo que Dios tiene para nosotros es lo mejor.

Las ciencias religiosas como la hermenéutica, la escatología, los comentarios bíblicos y los diccionarios bíblicos que es una ayuda idónea para la mejor comprensión de la Biblia son cosas que colaboran con nuestro crecimiento cristiano, para recibir y dar la leche sin adulterar de la que habla el apóstol Pablo; refiriéndose a la palabra limpia y honesta que se da.

Cuando se habla de otras ciencias y libros que enseñan sobre la palabra no se debe señalar a nadie, pero eso es para los eruditos, personas que durante toda su vida han servido de una forma u otra al Señor, con todo el respaldo que se requiere para ser un conocedor más profundo de la palabra de Dios y no es fácil para una persona que llega al evangelio ya adulta y sin las bases necesarias hacer estos estudios y mucho menos conseguir el material necesario.

“Una vez, en una reunión de grupo cristiano en un hogar, un familiar de una hermana de las que asistían a la reunión regularmente comenzó a hablar de la película del código Da Vinci. Tratando de probar que lo que había en esa película tenía parte de certeza. No acepte su participación explicándole que en realidad yo no podía comentar sobre si era o no cierto lo que mostraba la película, debido a que antes de ser cristiana evangélica leía mucho sobre temas de las naciones y guerras, magnicidios, genocidios y toda clase de literatura. Por lo tanto parte de mi consagración consiste en no leer libros que ministran mi mente para pensar en que hay solamente dos clases o tipos de personas, unas con la redención total hasta que se mueran y vayan al cielo y otra del malo que muere y se va al infierno. No me salgo de lo que tiene que ver con la luz de la palabra revelada, que es la Biblia y las explicaciones por medio de las cuales aprendo y seguiré aprendiendo”.

Solo Dios sabe los recursos que tiene para hacer volver al pecador de sus malos caminos, solo Dios entiende el proceso psicológico por el que un hombre que haya hecho lo que haya hecho disponga su corazón y de un paso de fe para usar ese conocimiento del mal y bendecir a la humanidad cambiar el mal de otros en bien, aunque parezca que no recibió castigo o que está libre no es así. Llega un momento en que esa redención y ese paso de fe, lo libera totalmente y lo hace nueva criatura limpia, a los ojos de Dios y de los hombres.

No quiere decir que no va a tener pruebas, que no van a suceder cosas malas, que no va a tener tristes experiencias pero hay una palabra que dice en Romanos 8:35- 39 que ni la vida, ni la muerte, ni lo alto, ni lo profundo, ni ángeles, ni potestades, ni nada de lo creado nos podrá separar del amor de Dios en Cristo Jesús Señor nuestro.

Y eso lo hace Dios con la ayuda de todos, constantemente, bendiciendo al que se deja bendecir y liberando al quiere ser libre.


Cristo te ama, Dios te bendiga

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