Mendigos de
afecto
Salmo 27:1 Aunque mi padre y mi madre me dejaran,
Con todo, Jehová me recogerá.
Hay mucha
soledad en la vida de las personas, inseguridades gracias a muchas
circunstancias y tantas cosas que afectan las emociones de los seres humanos,
que muchas veces sin darse cuenta se vuelven mendigos de afecto, de atención,
de unas migajas de amor.
Es un tema
que muchas personas no aceptan ni siquiera pensar en él, porque no se atreven a
reconocer que padecen esta clase de mendicidad, que se debe aceptar
primeramente de forma personal y quizás sin compartirse con nadie para no
sentirse avergonzado.
Realmente es
el primer paso. El reconocimiento de la condición personal y afectiva, porque
las personas muchas veces fueron rechazadas aun desde el vientre de su madre.
Muchas veces cuando la madre sabía que estaba embarazada sin desearlo, automáticamente
rechazaba esa vida que crecía en su vientre y no le tenía amor, está científicamente
comprobado que los fetos perciben las emociones maternales y esto sella muchas
veces su futuro, debido a que no es amado, esa dulce espera que se debía tener,
fue de amargura y dolor.
Pero la
solución la tenemos en Cristo nuestro redentor, recibirlo en nuestra vida y
aceptarlo como Señor y salvador personal es el primer paso de sanidades y
milagros que van a traer muchas bendiciones a la vida de todos. Cuando una
persona comienza a caminar con el Señor, todos y cada uno de sus problemas
afectivos van a ir solucionándose en la medida que acepte sus incapacidades y
reconozca sus necesidades, especialmente de afecto, de aprecio, de amor.
Todas las
personas son merecedoras de afecto, de respeto y amor. Se debe renunciar a toda mendicidad en el
nombre de Jesús, a todo rechazo, a todas aquellas cosas del pasado que marcaron
la vida de una persona y reconocer que con Cristo se es más que vencedor y el
va a llenar los espacios vacíos en la vida de todos y también a suplir cada una
de las necesidades que se tienen.
Nadie es
autosuficiente, nadie lo puede todo, ni nadie puede vivir sin afecto verdadero
de parte de las personas que se tienen alrededor. Los hombres son seres
sociables, para vivir en comunidad y en familia, en unidad, en armonía y amor.
Si sientes
que te falta afecto, reconocimiento, compañía y cualquier cosa que afecte tu
vida personal y espiritual, recurre a tus pastores o aquellas personas que te
han guiado de alguna forma en tu caminar diario con Cristo, para que te ayuden
a encontrar un camino de sanidad y vida en abundancia que es lo que nos da Dios
en Cristo Jesús.
Dios te
Bendiga
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