Insensibilidad aprobada tácitamente
Las
personas debemos ser conscientes de la oportunidad que recibimos al entrar en
el evangelio de Cristo, sin importar lo poco o mucho que hayamos hecho antes de
convertirnos. Si dejamos que la obra del Señor penetre o entre de manera eficaz
en nuestras vidas vamos a ver el crecimiento que tenemos, los cambios
espirituales que Dios y su hermosa palabra nos dan unido a las dificultades tan
grandes que encontramos en las congregaciones.
Es
innegable que un grupo tan diverso y grande de personas nunca va a estar de
acuerdo, nunca van a dejar de investigar y tratar de encontrar cosas indebidas
en sus hermanos, habrá chismes, y hasta calumnias en ocasiones, envidias y
mucho más, pero en medio de todo está el Señor ministrando las vidas, actuando
para darnos conforme a lo que él cree que nos va a mejorar, a hacer unos hijos
agradables a su voluntad.
Somos
insensibles a los demás, somos egoístas y hasta un punto
esto es bueno, porque nos protegemos de los predadores, somos personas
totalmente indiferentes a la necesidad ajena en ocasiones.
También
somos seres humanos sensibles, amorosos, dadivosos, ayudadores, compartidores y
una serie de maravillosas cualidades que nos hacen a imagen y semejanza de
Dios.
Para
que estas maravillosas cualidades se reflejen necesitamos recibir al mismo
tiempo que damos, una de las partes da el primer paso y hasta varios pasos más
para tener reconciliación o para tener una relación de la clase que sea con las
demás personas, pero si no sentimos la respuesta, no recibimos reciprocidad, no
sentimos respuestas de la o las personas a las que queremos agradar, amar,
mejorar o el interés que sea, nos alejamos y comenzamos a tratar de encontrar
otros intereses.
Hay
un alimento espiritual una comida que alimenta en el momento preciso y que nos
llena de tal forma que nos ayuda a seguir adelante, a soportar la prueba a ver
cosas mejores en un mundo depresivo, hostil en muchas ocasiones y que busca lo
suyo y nada más. Es cuando alguna persona amiga tiene detalles, nos soporta,
da, bendice de diferentes formas. Ese alimento espiritual permanece y da mucho
fruto y cuando hay la necesidad de ser recíprocos hacemos lo necesario para
confortar y dar al igual que se recibe.
“En una ocasión un amigo le pidió prestado
su vehículo a su amigo, con el que se suponía que compartían muchas cosas, el
amigo se accidento y llamaron al dueño del vehículo, que más adelante se había
dado cuenta que su primera preocupación era el estado del vehículo, en vez de
preocuparse por lo que le hubiera sucedido al amigo que lo había pedido
prestado”.
Analizando
la situación la misma persona muchos años después convertido al evangelio, se
dio cuenta que era una actitud natural causada por la clase de amistad que
llevaba con su amigo. Le prestaba el carro, le pedía prestada plata y no le
pagaba, usaba sus cosas con todo el descaro del mundo sin reponerlas, no tenía
ninguna clase de atención con su amigo del que se servía de tantas formas, que
no había un vínculo afectivo sino de abuso, esto fue la causa de su desapego en
el momento de la desgracia.
Podemos
ser insensibles aprobados tácitamente por el mundo actual o tratamos de poner
un granito de arena para cambiar las cosas, dándole el lado a la justicia y la
verdadera paz que nos enseñan la biblia y las leyes del lugar al que pertenecemos.
Cuando
nos ponemos del lado del depredador, cuando defendemos a los malos en vez de
apoyar las causas justas, cuando comenzamos a saltarnos barreras y a enseñar a
nuestros hijos a saltárselas para actuar injustamente porque queremos vivir de
los demás, cómodamente, sin dar lo que podemos dar y lo que merecen nuestros
hijos que demos, entonces estamos perdiendo el camino.
La
Biblia dice que demos, debemos dar primeramente buenas enseñanzas a nuestros
hijos y si no sabemos dar es muy fácil aprender a dar.
Discernir
las intenciones del corazón es muy fácil para Dios, pero muy difícil para el
hombre, por eso a quien iremos sino a ti Señor. Solo Dios tiene palabra de
poder, solo Dios nos puede enseñar el verdadero camino para ser mejores cada
día y ser sensibles a las necesidades de las personas que realmente tienen una
necesidad y merecen una nueva oportunidad.
Dios te bendiga
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