La venganza de Dios
Creemos
que decir Dios dice en su palabra: Mía es la venganza yo pagare, aireaos
pero no pequéis; que no se ponga el sobre vuestro enojo, dejad lugar a la ira
de Dios y muchas otras frases que nos enseñan a esperar que sea Dios el que
obre.
Como
personas humanas y muchas veces llenas de odio, rencores y malos entendidos en
ocasiones, no sabemos esperar a que las personas reciban su propio pago, aunque
a Dios debemos ayudarle, pero no con la ayuda de la venganza, sino cumpliendo
con las normativas que la ley manda para ser resarcidos por los males que se
reciben injustamente.
Cuando
confiamos en aquellas personas que Dios pone a disposición de nosotros y que
son nuestra familia, familia es aquella a la cual no somos alérgicos, la que
amamos, con la que convivimos o de la que recibimos el bien en los momentos en
que realmente la necesitamos, vamos a obtener una liberación o más bien un
bienestar relativo a lo que estamos buscando.
La
venganza de Dios es aquella que recibe la persona como consecuencia de sus
actos, a veces parece que escapara del pago que merece y en realidad si es así,
pero solamente en algunos casos y a largo plazo termina alcanzándolo.
Podemos
usar de ejemplo del rey David cuando peco al tomar a Betsabé, la mujer de Urías
el heteo. Es muy fácil decir que Dios castigo a David quitándole el niño o que
como castigo permitió que el niño muriera, el rey David peco tomando la mujer
del prójimo, pero lo grave no es ese pecado, sino el pecado de muerte que
comete al mandar a matar a Urías, que es como si el mismo lo ejecutara.
Mirando
a la luz de la realidad vemos que hay varias causales para que David sea destituido
de su reinado, pero si nos vamos a los tiempos bíblicos David era varón de
guerra, hombres violentos, acostumbrados a hacer lo que querían. De pastor de
ovejas pasa a ser un disidente, prácticamente un delincuente, lo que podemos
comparar a un guerrillero.
El
pueblo lo acepta como rey porque es la persona ideal para guiarlos, liberarlos
de la esclavitud de los filisteos y mantenerlos en unidad. Destruyo al gigante, se enfrentó a Saúl y a
pesar de tener muchos aspectos de nobleza, en los momentos menos esperados actúa
de forma carnal.
La
consecuencia de esta carnalidad lo orilla a tener hijos desordenadamente y no
afirmar debidamente el reino en lo familiar. Porque no se orienta a educar a
sus hijos y darles el lugar que le corresponde a cada uno, para que llegado el
momento no haya disputas y ellos también puedan tener un orden.
¿Cómo
hombre de larga vida y carnal que no has dejado que el orden debido este en tu vida,
has pensado como ordenar tu casa?
¿Las
mujeres con las que tienes hijos, son mujeres que los aman y educan formalmente
para ser personas de bien o por tener otro marido, descuidan su obligación?
¿Sabes
a lo que enfrentas a tus hijos en un mundo de mujeres extrañas y avarientas,
que siguiendo los malos ejemplos, quieren obtener lo que piensan que es lo
mejor para ellas?
No
es fácil aplicar la palabra cuando desconoces aspectos importantes tuyos
personales o aspectos importantes de las personas que tienes a tu alrededor.
Pero
recuerda que fiel es Dios para darle a cada persona lo que merece y cuanto más
temprano estemos en orden, más temprano Dios nos dará la bendición o
bendiciones que tanto anhelamos.
Dios
te bendiga
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