El verdadero
perdón de Dios
Mucho
se predica de perdonar, del verdadero perdón, de las ataduras que produce la falta
de perdón y tantas hermosas enseñanzas que no son realidad, porque el verdadero
perdón es el no perdón.
Cuando
se habla de perdonar es muy diferente al verdadero perdón de Dios, porque el
pecador o el que cometió la falta es el que debe buscar el perdón verdadero.
Cuando
fácilmente se perdona una ofensa grave o pecado de muerte, que en realidad no
se perdona sino que la herida está dormida esperando el momento de despertar y
cobrar venganza, nos sentimos ofensados y creemos no merecer el agravio porque
ya estábamos perdonados.
El perdón de Dios es una forma de Dios atraernos a sus brazos por decirlo de alguna manera, debido a
que Dios ama a los pecadores y quieren que sean salvos, busca intercesores como
Dios le hablo a Abraham cuando iba a destruir a Sodoma y Gomorra, Dios es
soberano y su misericordia se extiende como él quiere y como él lo determina.
Hay
que seguir un proceso de crecimiento y saber que hay que ser sinceros en el
altar de Dios y hablar con la verdad de la palabra, porque la interpretación de
la Biblia está destinada a todos, pero generalmente se aprende de los ministros
de Dios.
No
es predicar de lo que conviene a la congregación, es complementar lo que necesita
la congregación para recibir las bendiciones de diferentes clases que se
necesitan o que merecen recibir.
No
podemos decir que Dios va a dar bendición si no hacemos nada para recibirlas, a
Dios no le agradan los mendigos, los perezosos, los fornicarios, los adúlteros,
pero mucho menos las personas que dañan a otros para obtener un beneficio
oculto, aquellos que patrocinan a los vendedores de droga, a los sicarios, a
toda clase de pecadores, porque todos los pecados son iguales son pecados, pero
cada uno tiene uno tiene su condena.
Los
ministros de Dios y las iglesias no solamente las evangélicas, sino todos los
diferentes cultos que hay en un país no son los entes encargados de vigilar la
ley, no son policías, ni tienen la obligación de proteger a la ciudadanía.
Eso
le corresponde al gobierno y el gobierno dicta las leyes de protección para
aquellos que colaboran para una reducción de pena y salvaguardar a sus familias
de las retaliaciones de los vengadores.
Por
eso las iglesias evangélicas deben asesorarse muy bien antes de comprometerse
en su buena fe y salir dañados sus ministros o empleados de cualquier clase.
Colombia es un estado de derecho, pero tiene leyes de excepción como las tienen todos los estados en el mundo; gracias a la situación de gravedad que se vive por el tráfico ilegal de armas, drogas y alimentos.
Los
ciudadanos que utilizan las iglesias evangélicas para camuflarse y hacer daño
por medio de hechicerías, drogas y cosas por el estilo deben sufrir las
consecuencias de las penalizaciones que da el estado.
Cuando
buscamos a Dios porque no hay más donde buscar para encontrar sanidad, se nos
debe ver el crecimiento, el respeto, los valores y ser al mismo tiempo
respetados.
Si
un ministro de Dios pierde el camino y viola la ley debe ser sancionado de
acuerdo a la congregación en algunos casos, pero de acuerdo a la ley en otros.
El
pueblo de Dios cuando conoce la palabra se purifica, limpia sus hogares y tiene
para dar a los demás.
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