La fe que mueve montañas y toca el
corazón
de Dios
Hebreos 11:6 Pero
sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a
Dios crea que le ahí, y que es galardonador de los que le buscan.
Espiritualmente
nuestra fe se basa en la doctrina que aprendemos acerca de Dios y cuando se dice que somos hechos a imagen y
semejanza de Dios, podemos hablar de la boca de Dios, del ojo de Dios o Jehová
como se le diga, por eso podemos hablar del corazón de Dios como hablamos de
nuestro corazón para indicar que amamos, que sufrimos y todas esas cosas que se
le atribuyen al corazón.
Pero
cuando nos referimos al corazón de Dios nos estamos refiriendo a los buenos
atributos de Dios, el corazón de Dios no es malo, no tiene rencores, ni es
malicioso, no piensa en ofensas y podemos entender 1 corintios 13 donde nos habla
de las cualidades del amor, ese es el amor de Dios, porque Dios tiene amor y nosotros lo recibimos especialmente de los niños (los niños en edad y los
niños en Cristo).
“Nada
puede hacer más feliz a una persona, especialmente a las madres que sus hijos,
nietos y todos los parientes que tenemos se acerquen en fe al predicador del
momento, sea pastor, evangelista o cualesquier ministerio a pedir que ore por
su necesidad o la necesidad de su hogar”.
Es
una bendición muy grande porque eso fortalece la fe y ayuda a seguir sembrando
la buena semilla de la bendición y la palabra de Dios en nuestras familias y
todos aquellos que la escuchan y la reciben.
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